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1 Salmos 37: Triunfo del Bueno, Fracasó del Malvado
Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto
«Confía en el Señor y haz el bien; entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás.»
– Salmos 37:3
Los versículos de Salmos 37 nos traen muchas directrices especiales para nuestra vida. Particularmente para esos momentos que estás en batalla y sientes que tu enemigo te está ganando. Inclusive sientes que el enemigo se burla de ti y que aún le va mejor que a ti, a pesar de que tu estás haciendo lo correcto. ¿Te has sentido así? ¿Sientes que el enemigo se está burlando de ti y “está haciendo fiesta contigo”? Pues si es así, este mensaje es para ti.
Voy a dividir este estudio en varias reflexiones porque quiero que lo analicemos en detalle para que entendamos qué es lo que Dios nos dice. Solo te adelanto el final, así como se titula el Salmo: Triunfo del bueno, fracaso del malvado. ¡Triunfaras!
Lo primero que quiero que notemos son las directrices que nos da para que podamos tener ese triunfo, asegurado, sobre los malvados. Estas instrucciones son bien importantes, porque nuestra victoria depende de tener el corazón correcto y recto delante de Dios.
37 No te enojes
por causa de los malvados,
ni sientas envidia
de los malhechores,
2 pues son como la hierba
que al cortarla pronto se seca.
3 Tú debes confiar en Dios.
Dedícate a hacer el bien,
establécete en la tierra
y mantente fiel a Dios.
Aquí las primeras directrices:
No te enojes
No sientas envidia
Confía en Dios
Dedicate a hacer el bien
Mantente fiel a Dios
En tan pocos versículos (3), el Salmista nos da unas reglas bien importantes para poder tener el corazón correcto delante de Dios y así recibir su favor.
No te enojes por causa de los malvados. En mi barrio dirían: no hagas mala sangre. ¡Qué difícil! Que difícil es no molestarse por las cosas que están haciendo las personas que te quieren hacer daño. Dios nos advierte para que tengamos cuidado. Si permitimos que el coraje y enojo se apodere de nuestro corazón, entonces podemos accionar y decidir incorrectamente. Recordemos que los pleitos, enemistades, iras y contiendas no son frutos de Dios (Gálatas 5:20)
No sientas envidia de los malhechores, pues son como la hierba que al cortarla pronto se seca. En ocasiones vemos que aquellas personas que hacen las cosas incorrectas, prosperan. Cuidado con pensar que debes seguir su camino. Cuidado con pensar que no vale la pena hacer las cosas bien. Cuidado con desear lo que ellos tienen. Dios nos advierte que esa prosperidad es pasajera. Llegará el momento donde de la misma forma que prosperaron, rápidamente, caerán. Recuerda: “ Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan lo que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.” Salmos 127:1
Tú debes confiar en Dios. Independiente de las circunstancias de nuestra vida debemos estar anclados en quien es Dios y lo que nos ha prometido. El dejarnos llevar por las circunstancias y tratar de accionar de acuerdo a lo que creemos o pensamos muestra la falta de confianza en Dios. Ahora, ¿qué es confiar en Dios? Confiar en Dios es esperar a que Él haga. Confiar en Dios es permitir que Él sea el que nos haga justicia. Confiar en Dios es aceptar sus propósitos en nuestra vida. Confiar en Dios es permitir que Él tenga el control absoluto de nuestro presente y futuro. Confiar en Dios es entregar nuestras preocupaciones, cargas, miedos y ansiedades a Él creyendo que obrará lo mejor para nosotros. Como dice Isaias 40:31 “…pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las anguilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.”
Dedícate a hacer el bien. Hay un proverbio popular que dice “ Haz el bien y no mires a quién.” Esto significa que sin importar quien es la persona, si se lo merece o no, ni su condición, mientras esté de ti haz el bien a todos. La biblia es clara en que debemos hacer el bien a todos, incluyendo aquellas personas que nos han hecho mal o son consideradas nuestros enemigos. Nuestras acciones no nos salvan (porque somos salvos por nuestra fe en Jesucristo como hijo de Dios), pero nuestras acciones dan testimonio del Dios al que le servimos. “Pero yo os digo [Jesús hablando] Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen….” (Mateo 5:44)
Mantente fiel a Dios. Nuestro Dios es un Dios fiel y de igual forma nos pide fidelidad. Fidelidad es mantenerte firme y constante en los compromisos establecidos, independientemente de las circunstancias. Fidelidad es mantenerse creyendo aún cuando no veamos o las emociones no sean las mejores. Fidelidad es mantenerse cuando las cosas están saliendo bien, pero también cuando no están como deseábamos o soñábamos. Seamos fiel hasta el final y recibiremos la corona de la vida (Apoc. 2:10)
Si volvemos sobre estos tres versículos, veremos que Dios nos está advirtiendo que nuestra vida tiene que ser diferente a la de los perversos. Para ello, nuestras acciones tienen que ser diferente a la de ellos. Nuestro corazón tiene que ser cuidado para no contaminarnos con su maldad. Aleja de tu vida todo enojo, envidia, malos deseos y por el contrario por tu mirada, confianza y acciones en el Dios que te ha asegurado la victoria.
Bendiciones
Reflexión Recomendada: Dios es Fiel
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