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Valor: Diligencia
Barbara Romero
“La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece.” Prov 10:4
Cuando hablamos de diligencia nos referimos a la prontitud con que realizamos un trabajo o tarea. Ser diligente implica hacerlo bien en el tiempo indicado y eso nos aplica en todos los aspectos de la vida. Hay un cuidado especial cuando hacemos las cosas con diligencia, es ese cuidado especial el que da frutos de bendición. En el versículo clave, el sabio presenta el resultado que obtienen las personas trabajadoras, o sea, las manos de los diligentes.
Dios fue muy diligente cuando creó los cielos, la tierra y todo lo que en ella existe incluyéndo al ser humano. El Señor tuvo especial cuidado con los detalles y el tiempo que se tomó en crearlo todo como por ejemplo, la hermosura de las flores y la majestuosidad de los animales.
Podemos y debemos demostrar diligencia cuando hacemos las tareas escolares, cuando vamos a la iglesia, cuando ayudamos a mamá a limpiar en la casa, y cuando compartimos con un amigo. Para poder desarrollar la diligencia, debemos tener la intención de mejorar conscientemente. Una buena práctica sería hacer las cosas como quisiéramos que nos las hicieran a nosotros. ¿No se parece eso a la regla de Oro que Jesús nos dejó: Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí msimo?
Otros textos relacionados al tema:
- Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Proverbios 4:23
- Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
» Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.»
Timoteo 4:15-16
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