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A la Altura del Varón Perfecto: Siguiendo el Testimonio de Cristo

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Alejandra N. Valentín Romero

El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros. 
Isaías 61: 1 
A medida que vamos creciendo, la sociedad y las familias hacen un gran esfuerzo para enseñarnos  a ser buenas personas. Se nos enseña a ayudar al prójimo sin importar que, a respetar a los mayores, a siempre dar lo mejor de nosotros.  Esto es como parte de los valores a seguir, de acuerdo a nuestra sociedad. Sin embargo, vemos como al pasar las generaciones, se va olvidando todo eso que en alguna vez se impuso en la comunidad. Lamentablemente, vemos cómo las personas han olvidado las enseñanzas del hogar; y esto ha traído consecuencias, no tan solo a sus vidas, sino a la sociedad también. Cuando miramos a nuestro alrededor, podemos observar gran destrucción, iras, contiendas, violencia, rebeldías; y esto nos afecta a todos como colectivo.  El problema no son los valores o la moral de las naciones, sino la manera en la cual se enseñan.
Hoy día son pocos los países donde se enseñan los valores a base de la palabra de Dios. Incluso muchas iglesias se han olvidado del fundamento original y verdadero. En vez de llevar un mensaje Cristo céntrico (Cristo es el centro), se lleva un mensaje Antropocéntrico; donde todo gira en torno al ser humano y a sus  necesidades.
¿Es incorrecto enseñar a la congregación a base de su necesidad espiritual?
No, al contrario, es excelente conocer la necesidad del pueblo a quien te diriges  y que se hablen este tipo de temas, como lo son los noviazgos, matrimonios,  el yugo desigual, el desánimo o doble ánimo, entre otros. Estos temas son muy importantes en la vida del cristiano, en especial en los jóvenes; pero más allá de, es importante enseñar la palabra, enseñar a congregarse,  ayunar, orar,  buscar su rostro cada día, humillarse ante Dios. Enseñar el mensaje de la cruz, que es tan importante, y más aún enseñar que somos quienes somos por gracia; porque por gracia fuimos salvos. La biblia está llena de testimonios y eventos de personajes, para que nosotros podamos seguir el consejo de Dios y podamos dirigirnos correctamente. A medida que vamos leyendo la palabra de Dios, podemos ver cómo Dios obra en cada una de las vidas de sus creyentes; pero para ellos tener la bendición además de adorar a Dios en lo secreto lo hicieron en público y dieron un hermoso testimonio.
¿Cómo yo sé si estoy dando un buen testimonio?
Dar un buen testimonio es dar a reflejar a Cristo en nuestra forma de hablar y de actuar. Es de suma importancia ser el mismo en la casa, la iglesia, con la familia, en la universidad, entre otras. Dios nos enseña por medio de su palabra que siempre debemos de guardar nuestro testimonio ante los demás, porque de esto va a depender si una persona quiere aceptar a Cristo en su vida o no. En Mateo 11:29 nos dice: “Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso en su alma.” Que mayor objetivo  para un creyente, que ama sinceramente a Jesús, que el llegar a tener “la altura del varón perfecto”. Jesús mismo nos exhorta a que sigamos su ejemplo. Qué bello es saber que es tanta la misericordia para con nosotros que se nos da el privilegio de vivir una vida plena y llena de bendición; claro eso es si hacemos las cosas correctamente y con un corazón contristo y humillado, así como lo dice Salmo 51:17.
Muchas personas podrán tener la duda de cuál era el testimonio de Jesús.  En Isaías 61: 1-3, se puede ver una profecía con mucho más de 400 años antes del nacimiento de Jesús, donde da un breve, pero preciso resumen del hermoso testimonio de Cristo. Pero para realmente entender y ver claro el ministerio y el testimonio de Jesús, les exhorto a que estudien La Palabra. En específico los primeros cuatro libros del Nuevo Testamento (Mateo, Marcos, Lucas, y Juan).
Recuerda siempre tener como meta, llegar a tener la altura del varón perfecto; y de seguir el testimonio de Cristo.
«A éste Dios exaltó a su diestra como Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos de estas cosas; y también el Espíritu Santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen.»
– Hechos 5: 31-32

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