Home » ¡Cuán feliz era mi familia y no lo sabía!
¡Cuán feliz era mi familia y no lo sabía!
Yadira Campis & Jaime Medina
“Les digo todo esto para que sean tan felices como yo”
– S. Juan 15:11 TLA
Analicemos la siguiente frase que circula últimamente en las redes sociales “Cuando éramos felices y no lo sabíamos” refiriéndose a los tiempos pre-pandemia. ¿Qué momento especial vino a tu mente? ¿Cuán bendecido/a eras? ¿En qué familiares y/o amigos pensaste? ¿Qué extrañas de esos tiempos? ¿Cuán feliz eras? Nosotros como familia analizamos la frase con nuestros hijos. Papá indicó que lo más que extrañaba era el poder compartir con su familia y buenos amigos. Mamá consideraba que siempre fue afortunada, pero durante este aislamiento ha tenido la oportunidad de entender que, por no haber hecho uso adecuado de su tiempo, muchas veces no se sentía completamente feliz. Nuestro hijo opinó que nunca había valorado la flexibilidad en poder hacer cosas hasta ahora y se arrepiente de haber expresado en varias ocasiones que estaba aburrido cuando en realidad tenía la libertad de hacer de todo sin restricciones. Nuestra hija dijo extrañar la interacción y el compartir con sus amigos en la escuela y ahora todo se redujo a un distanciamiento social o contactos por medio de llamadas telefónicas y/o de textos.
La humanidad siempre ha tenido la capacidad para ser feliz, pero por no valorarlo Nuestro Padre eterno nos ha hecho vivir un pare indefinido en nuestras vidas cotidianas. Lamentablemente éste es el tiempo que necesitábamos para meditar en todo lo que tenemos y nuestro estado emocional.
Pensemos en todas las bendiciones que nos rodean. El Señor, desde la eternidad y hasta la eternidad (Salmos 103:17), nos ha ofrecido todas las bendiciones que necesitamos para ser felices; un Amor Incondicional pues de tal manera nos amó, que ha dado a su Hijo unigénito (Juan 3:16), y aun siendo nosotros unos pecadores, Él murió por nosotros (Romanos 5:8) y un Amor Ilimitado y Eterno. Un amor que no se acaba ni completa nunca y siempre es el mismo (Salmo 100:5). Nos ofrece Salud Espiritual y Física; El Señor nos da sanidad de nuestras dolencias, tanto las espirituales como las físicas. Nos brinda Esperanza; pues Él nos protegerá de todo mal (Salmos 121:7-8). Nos ha ofrecido Libertad, fuimos llamados a ser libres; pero no para satisfacer los deseos pecaminosos (Gálatas 5:13). Igualmente nos ofrece una Amistad eterna y nos incita a dar la vida por los amigos (S. Juan 15: 12-13). Y así podríamos seguir mencionando un sinfín de bendiciones que nos rodean. El Señor es nuestro maestro y quiere que nosotros seamos igual que él, que lo imitemos. En 1 Corintios 11:1 Pablo nos exhorta a seguir su ejemplo como él sigue el ejemplo de Cristo. Entonces la pregunta es ¿Cuántas veces le demostramos nuestro amor al prójimo o a nuestro amigo, le ofrecimos esperanza al caído, disfrutamos de nuestra libertad, o actuamos a imagen y semejanza a Cristo? ¿En realidad valorábamos lo que teníamos? ¿Cuán cierto puede ser la frase cuándo éramos felices y no lo sabíamos?
Meditemos; Es bueno tener presente todo lo que Dios nos ha dado y ha hecho por nosotros, aun cuando estamos en medio de dificultades como la que todos estamos experimentando en estos días. Recordemos que hemos sido llamados a manifestar a Cristo en nosotros, así que aprovechemos este alto en nuestras vidas para expresar cuan felices somos y analicemos como deberían ser nuestras vidas post-pandemia e identificar esos detalles que Dios nos pone en nuestros caminos. ¡Bendiciones!
“A veces Dios pone tu mundo de cabezas, para que aprendas a vivir de pies”.
Compártelo