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Valor: La alabanza
Katherine Rivera Montes
“¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!” – Salmos 150:6
Alabanza es glorificar, enaltecer o realizar una celebración mediante palabras. Una alabanza, por lo tanto, puede ser una frase, un canto o un discurso con los cuales se alaba a alguien. La alabanza incluye dar gracias. Alabamos a Dios recordando y dándole gracias por todas las cosas buenas que ha hecho en nuestras vidas, por cuidarnos, por bendecirnos. Alabamos a Dios porque ha sido misericordioso. Alabamos a Dios porque dió Su vida en la cruz por nosotros. Cada uno de nosotros podemos testificar de lo bueno que ha sido Dios con nosotros y dar gracias por las peticiones que nos ha contestado. Sin embargo, es importante saber que si Dios aún no ha contestado una petición, es porque no es el tiempo o porque Dios sabe que no es lo mejor para nosotros, pues Él nos cuida y sabe que es lo mejor para todos, como dicen en: “Efesios 3: 20: Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros.”
Historia de Ana y su acción de gracias:
Elcaná era un israelita que tenía dos esposas: Ana y Peniná. Pero él amaba más a Ana. Peniná tenía muchos hijos, y Ana no tenía ninguno. Por eso, Peniná se burlaba de Ana. Todos los años, Elcaná llevaba a su familia a Siló para adorar a Jehová en el tabernáculo. Una vez, mientras estaban allí, Elcaná se dio cuenta de que su querida esposa Ana estaba muy triste. Así que le dijo: “Por favor, no llores, Ana. Tú me tienes a mí, y yo te quiero mucho”.
Más tarde, Ana se fue sola a orar. No podía dejar de llorar, y le suplicó a Dios que la ayudara. Le prometió: “Jehová, si me das un hijo, te lo entregaré para que te sirva toda la vida”.
El sumo sacerdote Elí ve a Ana llorando mientras le ora a Dios.
El sumo sacerdote Elí vio que Ana estaba llorando y moviendo los labios sin hablar, y pensó que estaba borracha. Ana le explicó: “No, mi señor, no estoy borracha. Es que tengo un problema muy grande y estaba hablando con Jehová”. Elí se dio cuenta de que se había equivocado y le dijo a Ana: “Que Dios te dé lo que le pediste”. Ana se sintió mucho mejor y se fue de allí. En menos de un año, ella tuvo un hijo y lo llamó Samuel.
¿Te imaginas qué feliz se sentiría Ana? Ana no olvidó la promesa que le había hecho a Jehová. Tan pronto como dejó de darle el pecho a Samuel, lo llevó al tabernáculo para que sirviera a Dios. Ella le dijo a Elí: “Le oré al Señor para que me diera este niño. Ahora se lo entrego para que le sirva toda la vida”. Elcaná y Ana visitaban a Samuel todos los años y le llevaban de regalo una túnica o prenda de vestir nueva sin mangas.
Ana alabo a Dios por contestar su petición y ella también cumplió su promesa. Con el tiempo, Ana tuvo más hijos.
Versículos que hablan sobre la alabanza y gratitud.
1)Isaías 25:1: “Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros.”
2) Salmos 150:6: “¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!”
3) 1 Crónicas 16:34: “¡Alaben al Señor porque él es bueno, y su gran amor perdura para siempre!”
4) Habacuc 3:17-18: “Aunque la higuera no florezca, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador!”
5) 1 Tesalonicenses 5:16-18: “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.”
6) Filipenses 4:6-7: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”
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