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El Amor de Dios no Discrimina
Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto
“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.”
– 1 Juan 4:7
La Biblia resume en 1era de Juan 4:7-12 la máxima expresión de amor sobre la tierra. Nos dice:
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
(1 Juan 4:10)
Esta palabra, claramente nos recuerda, que no éramos merecedores de su amor, pero Él decidió amarnos de tal forma que envió a su hijo, Jesus, para limpiarnos de todos nuestros pecados.
Con esta máxima de amor, nos dio el reto a nosotros de amarnos de la misma forma que Él nos amó.
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
(1 Juan 4:11)
Y nos advierte que el que no ama, no lo ha conocido.
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
(1 Juan 4:8)
Y el que no demuestra amor hacia sus hermanos tampoco puede decir que lo ama a Él. Nos cuestiona cómo podemos decir que amamos a Dios quien no hemos visto, pero no podemos amar a nuestros hermanos.
Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
Cuando leemos toda esta palabra podemos entender que cuando La Biblia habla del Amor de Dios se refiere a una acción, no un simple sentimiento. Habla de actuar, accionar, tomar decisiones y demostrar.
También podemos ver que no discrimina entre personas, raza, color, sexo, origen nacional, condicion social o economica. ¿Por qué? Porque el Amor de Dios no discrimina. En Génesis 1:26-27, especifica que TODOS los seres humanos fueron creados a la imagen y semejanza de Dios.
Y el amor de Dios fue demostrado a TODO el mundo: “Dios amó al mundo que envió a Jesús para entregar Su vida por nosotros” (Juan 3:16).
Dios no muestra favoritismo o predilección, tampoco debemos hacerlo nosotros. Santiago 2:4 dice que cualquiera que muestra discriminación es como un “juez con malos pensamientos”. En Santiago 2:8 nos hace un llamado directo a “amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”
Todas las formas de racismo, prejuicio y discriminación estan en contra de la obra de Cristo en la cruz.
Jesús ordena que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado (Juan 13:34). Si Dios nos ha dado su amor incondicional, significa que necesitamos amar a los demás de la misma manera. Si por alguna razón no estamos de acuerdo con las acciones de una persona, Dios nos llama a orar por ellas, no a despreciarlas.
Si tratamos a las personas con desprecio, estamos maltratando a una persona creada a la imagen de Dios; estamos lastimando a alguien a quien Dios ama y por quien Jesús murió.
Aquellos que practican el racismo, el prejuicio y la discriminación, necesitan arrepentirse, no importa cuantos años lleven en Cristo y que posición ocupen dentro de una congregación. Hagamos que Gálatas 3:28 sea una completa realidad, “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.
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