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¿Cuál es la Actitud?
Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto
«Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús.»
– Filipenses 2:5 NTV
Actitud por definición es la manera de estar alguien dispuesto a comportarse u obrar. La Biblia nos da un mandato referente a cuál debe ser nuestra actitud:
Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Filipenses 2:5 NTV
Tengo hijos adolescentes y en algún momento cuando se les llamaba la atención, como parte de sus jergas, decían: ¿Cuál es la actitud?
Con esta misma pregunta nos confronta La Biblia en Filipenses 2:5. ¿Cómo te comportas? ¿Cómo son tus acciones? ¿Te dejas llevar por tu naturaleza humana, personalidad, costumbre familiar o como Jesús establece?
Como seres humanos tenemos muchas actitudes. Algunas muy buenas y otras nocivas. Si te dejas llevar por las costumbres familiares y la naturaleza humana puede que tengas muchos problemas en tu vida. Puede que hagas muchas cosas incorrectas. Puede que tomes malas decisiones.
¡Examina tus actitudes y lo que producen!
Cristo nos modeló una vida llena de amor, templanza, mansedumbre, gentileza, paciencia, autocontrol, entre otras actitudes positivas. Por lo tanto, esas son las mismas actitudes. que pide de nosotros.
Sin embargo, vivir con las actitudes positivas que Cristo nos mandó, en medio de los días difíciles que vivimos, no es fácil. Siempre, estará la lucha con nuestra carne. El deseo de accionar según pensamos y creemos. El deseo de tomar la justicia en nuestras manos. Es ahí donde tenemos que ejercer el autocontrol. Es ahí donde tenemos que mostrar de qué estamos hechos. ¿De qué madera es nuestro árbol? (Recuerda que un árbol de chinas no puede dar mango.) ¿En que están cimentadas nuestras raíces? Estamos cimentados y llenos del amor de Dios y por ende damos el fruto del Espíritu de Dios o estamos llenos del espíritu del mundo y damos los frutos de la carne.
¿Cuál es tu actitud? Aquí tienes una buena medida para evaluarte: Gálatas 5:16-24 (NTV)
16 Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa. 17 La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones, 18 pero cuando el Espíritu los guía, ya no están obligados a cumplir la ley de Moisés.
19 Cuando ustedes siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa, los resultados son más que claros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones sensuales, 20 idolatría, hechicería, hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones, 21 envidia, borracheras, fiestas desenfrenadas y otros pecados parecidos. Permítanme repetirles lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de vida no heredará el reino de Dios.
22 En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, 23 humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
24 Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado en la cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa y los han crucificado allí. 25 Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida. 26 No nos hagamos vanidosos ni nos provoquemos unos a otros ni tengamos envidia unos de otros.
¡Bendiciones!
Reflexión Recomendada: Superando lo que Nos Detiene
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