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Solo con la Bendición de Dios Podremos tener Éxito
Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto
“Te suplico que hoy me concedas éxito y hagas que el rey me dé su favor. Pon en su corazón el deseo de ser bondadoso conmigo».
– Nehemias 1:11
¿Qué nos enseña la oración de Nehemias?
«Oh SEÑOR, Dios del cielo, Dios grande y temible que cumples tu pacto de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos, ¡escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Hemos pecado terriblemente al no haber obedecido los mandatos, los decretos y las ordenanzas que nos diste por medio de tu siervo Moisés. »Te suplico que recuerdes lo que le dijiste a tu siervo Moisés: “Si me son infieles los dispersaré entre las naciones; pero si vuelven a mí y obedecen mis mandatos y viven conforme a ellos, entonces aunque se encuentren desterrados en los extremos más lejanos de la tierra, yo los volveré a traer al lugar que elegí para que mi nombre sea honrado”. »El pueblo que rescataste con tu gran poder y mano fuerte es tu siervo. ¡Oh Señor, te suplico que oigas mi oración! Escucha las oraciones de aquellos quienes nos deleitamos en darte honra. Te suplico que hoy me concedas éxito y hagas que el rey me dé su favor. Pon en su corazón el deseo de ser bondadoso conmigo». Nehemias 1:5-11
La oración de Nehemias tiene mucho para enseñarnos :
Comienza reconociendo el señorío de nuestro Dios – «Oh SEÑOR, Dios del cielo,… Cualquiera sea nuestra situación tenemos que reconocer que nuestro Dios es Dios y Señor sobre todas las cosas.
Continúa con una alabanza – …Dios grande y temible…. Cualquiera sea nuestra situación tenemos que alabar el nombre de nuestro Dios.
Proclama lo que Dios ya ha dicho– …cumples tu pacto de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos,… Nuestro Dios es un Dios de pacto, por ello podemos ir delante de su presencia reclamando las promesas que ya Él ha hecho a sus hijos.
Muestra el sentido de urgencia a través de su clamor– …¡escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel… Tenemos que tener un sentido de urgencia. En momentos de dificultad, no podemos parar de clamar a Dios. Tenemos que derramar nuestro corazón delante de nuestro Dios en todo momento; dia y noche.
Reconoce el pecado y pide perdón por ello – …Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Hemos pecado terriblemente al no haber obedecido los mandatos, los decretos y las ordenanzas que nos diste por medio de tu siervo Moisés…. Nehemias y su familia, no necesariamente estaban en pecado, pero él pide perdón por él, su familia y su pueblo. Él se pone en la brecha por los que han pecado. Pide perdón a Dios por los pecados que ni siquiera él conocía, porque sabía que Dios no tiene comunión con el pecador. La confesión de pecados y el pedir perdón es la única puerta para encontrar el perdón y la gracia divina
Proclama la palabra de Dios– …»Te suplico que recuerdes lo que le dijiste a tu siervo Moisés: “Si me son infieles los dispersaré entre las naciones; pero si vuelven a mí y obedecen mis mandatos y viven conforme a ellos, entonces aunque se encuentren desterrados en los extremos más lejanos de la tierra, yo los volveré a traer al lugar que elegí para que mi nombre sea honrado”. »El pueblo que rescataste con tu gran poder y mano fuerte es tu siervo…. Dios es Dios fiel. Dios es Dios que no cambia ni se arrepiente. Lo que Él ha dicho que va a hacer, lo hará. Tenemos que proclamar las promesas de Dios para nuestras vidas y la de nuestras familias.
Pide la cobertura de Dios para cumplir el propósito divino.- “…Oh Señor, te suplico que oigas mi oración! Escucha las oraciones de aquellos quienes nos deleitamos en darte honra. Te suplico que hoy me concedas éxito y hagas que el rey me dé su favor. Pon en su corazón el deseo de ser bondadoso conmigo». Dios puso en su corazón el deseo de ir y trabajar con la reconstrucción física, emocional y espiritual del pueblo. Sin embargo, como él era un hombre íntegro, de orden y sujeto a autoridad, reconoce que para poder ir tenía que salir con el permiso de su jefe terrenal. Es por ello que le pide a Dios que lo ponga en gracia delante de su jefe.
“Te suplico que hoy me concedas éxito …”
Cuando nuestra encomienda va más allá de lo terrenal, solo estando bajo la cobertura divina es que logramos éxito.
Nehemias no iba solo a construir físicamente la infraestructura física del pueblo. Nehemias había sido llamado a construir emocionalmente a un pueblo que se sentía en desgracia. Y sobre todo, reconstruir la vida espiritual de un pueblo que en medio de su aflicción (cautiverio) había perdido su relación con Dios.
Nehemias tenía una encomienda bien grande en sus manos. Y probablemente él sentía que era muy grande para él. Es por ello que pide la bendición de Dios para recibir el favor de su jefe terrenal y tener éxito en todo lo que iba a hacer.
Como Nehemias, tenemos que entender que solo con la gracia de nuestro Dios tendremos éxito en el mundo físico y espiritual.
Reflexión Recomendada: ¡Levántate! ¡Prepara comida! ¡Invita a otros!
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