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Viviendo Entre el Perdón y el Enojo
Yadira Campis
«Por lo tanto, si mientras estás presentando tu ofrenda delante del altar, te acuerdas de pronto de que alguien tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda. Vete primero a reconciliarte con tu hermano y luego regresa a presentar tu ofrenda.»
– Mateo 5:22-24
No soy amante de las series de televisión, me parece que la razón principal es el tiempo que requieren para verlas. Sin embargo, me apasiona ver (casi) todo tipo de películas. Me autoproclamo una cinéfila. Pero sobre todo, me entusiasma mucho ver documentales basados en la vida real.
Recientemente tuve la oportunidad de ver un documental basado en la historia de un joven que fue sentenciado a la pena capital por ser cómplice de un homicidio. Sucedió que en una ocasión este joven manejaba su vehículo en el cual era acompañado por un amigo como pasajero, lamentablemente se suscitó una situación en la cual este amigo asesinó a una persona. El joven estaba listo para recibir la pena capital en el 2005, pero el gobernador del estado donde ocurrieron los hechos le otorgó clemencia horas antes de la ejecución dado que el horrendo crimen ocurrió cuando él tenía 17 años. La sentencia fue conmutada por una cadena perpetua, de los cuales actualmente ha cumplido 24 años. El documental comienza con el joven expresando que todos los días ora por la familia de la víctima; por sus padres y su hermano. El expresó que estaba en el lugar incorrecto en el momento equivocado, pero acepta que en este momento de su vida esta donde debe estar.
Luego presentaron al hermano de la víctima, quien explicó cómo desde que está en los caminos del Señor encontró esa paz que su corazón necesitaba y aprendió el significado del perdón. El presentador del documental le indicó sobre el interés del confinado en un encuentro con la familia de la víctima y de esta manera pedirles perdón de manera directa. Sin embargo, éste indicó que de su parte eso no será posible. Al escuchar su contestación me llegó a la mente el siguiente cuestionamiento: existirá alguna relación entre el perdón y el enojo.
Cuando Jesús de Nazaret se dirigió a sus discípulos durante el sermón del monte les habló sobre el enojo (Mateo 5). Y sin ánimo de juzgar al hermano de la víctima (pues doy gracias al Señor que no hemos tenido que experimentar el dolor que sufren ambas familias involucradas y oro para que nunca nos toque vivir una experiencia así) me parece que este hombre, aunque se reconcilió con el Señor, aun lleva mucho enojo en su corazón. Si existe enojo no puede existir perdón. Y repito, no soy quién para juzgarlo, simplemente analizo si es posible perdonar cuando existe enojo en el corazón.
A mi criterio el capítulo 5, versículos 23 y 24 del libro de Mateo tienen mucha relación con esta situación…
23 Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
24 deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano.
Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda.
Esta instrucción de la Biblia es una de las más ignoradas y descuidadas. Antes de reconciliarnos con Dios tenemos que reconciliarnos con la persona con quién estemos enojados, porque Dios no acepta la ofrenda, servicio o adoración de su cristiano que tenga enojo y amargura en su corazón. No se puede vivir una vida con un corazón enojado, ya que lo que estamos viviendo sería una vida ilegítima. Todos tenemos personalidades y temperamentos diferentes, pero la palabra siempre nos orienta para que podamos estar en paz con todas las personas que nos rodean. Además, nos exhorta a vivir una vida sin enojo, malicia y amargura en el corazón…Bendiciones
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