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No Te Quejes Tanto, No Más

no te quejes tanto
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Maribel Malavé Morales

«Hagamos todo sin murmuraciones y contiendas.»
– Filipenses 2:14
Según el diccionario queja se define como: Resentimiento o disgusto que se tiene por la actuación o el comportamiento de alguien. También dice que es una reclamación o protesta que se hace ante una autoridad a causa de un desacuerdo o inconformidad. 
Puedo ver según la definición que tu queja puede ser dirigida hacia una persona en particular, hacia un grupo de personas o hacia Dios. 
Filipenses 2:14 dice que hagamos todo “sin murmuraciones y contiendas”. 
Aunque nuestra tendencia natural sea a quejarnos, Dios desea otro comportamiento; uno que permita que su luz brille a través de mí y anime a los demás. 
Un ejemplo que viene a mi mente porque lo viví, mientras estuve como supervisora de cinco tiendas en mi trabajo secular fue que hubo veces donde un empleado venía a quejarse y a protestar porque otro, que llevaba menos tiempo, se le daba más horas de trabajo.   Al comenzar uno con la queja, esto se convirtió en una epidemia, donde algunos de sus compañeros que esto le molestaba, empezaron a pensar igual.  Bastó que uno se levantara a protestar para contaminar a los demás. Tanto era así que a la hora de colocar los horarios semanales se pasaban mirando el horario de los demás, en vez del suyo.
Entonces, podemos decir que la queja contamina tanto al que la expone, como al que la escucha.
Debemos asegurarnos no caer en esto, porque si no te controlas o lo detectas a tiempo, con las estrategias que Dios te dió , vivirás una vida basada en quejas…quejas…y más quejas.  Y eso no es lo que nuestro Dios espera de nosotros sus hijos.
Al Señor no le agradan las quejas que muestran falta de agradecimiento.  Mira lo que dice:
Números 11:1
Y el pueblo comenzó a quejarse en la adversidad a oídos del Señor; y cuando el Señor lo oyó, se encendió su ira, y el fuego del Señor ardió entre ellos y consumió un extremo del campamento.
¿Sabes qué?  Te puedes quejar con Dios y él lo va a escuchar, pero tienes que ir con el corazón correcto.  El corazón sincero, en búsqueda de ayuda y de agradecimiento por lo que Dios ha hecho y hará. No te quejes con nadie, preséntale tus quejas al Señor como hizo el Salmista.  
Salmos 142:1-2
Con mi voz clamaré a Jehová;
Con mi voz pediré a Jehová misericordia.
Delante de él expondré mi queja;
Delante de él manifestaré mi angustia.
Nosotros tenemos que aprender a ver que en toda circunstancia adversa que llegue a nuestra vida, siempre…siempre… colaborará para que no olvidemos que Dios se manifiesta constantemente. 
El Salmista estaba muy claro y conciente a quien debía acudir; ¿y tú ?
La queja nos limita de buscar soluciones.  La queja puede dirigir nuestra mente al negativismo e impedir ver con claridad las ideas y planes que Dios tiene para nuestra vida.
Así que mi consejo es, aléjese de esas personas que todo el tiempo están quejándose por todo.   La realidad es que no te ayudarán ni te harán bien. 
Sumérgete en la palabra, en ella siempre habrá respuestas para que salgas de ese espíritu de queja o negativismo.
Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos quejado, pero podemos enmendar y corregir nuestras acciones.
El pueblo de Israel se nos presenta en la Biblia como un pueblo que se pasaba quejándose y murmurando de Dios. Lea el capítulo 21 de Números.  Por ello, muchas veces fueron castigados y atrasados en los planes de Dios para ellos.
Hagamos la diferencia y no sigamos quejándonos por todo e inclusive por lo que Dios permite en nuestras vida. Proponte detectar, desechar y rechazar esa palabra de tu vocabulario y corazón.
» Yo lo hice, hazlo tu también «
Tú puedes hacerlo.  Como dice Isaías 29:24
…los extraviados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina.
Bendiciones

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