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Que El Ciclo No Se Detenga
Yadira Campis & Jaime Medina
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
– Marcos 16:15
Un ciclo se define como período de tiempo en el cual se desarrollan o suceden un conjunto de acontecimientos que una vez finalizados se repiten en el mismo orden, de principio a fin. Así se podría describir lo que Dios desea de cada uno de los cristianos. Él no se conforma con hacer de nosotros sus discípulos. Hemos sido capacitados para también formar nuevos discípulos de Cristo donde quiera que estemos.
La mayoría de nosotros somos el fruto de la oración, compromiso y amor de otros cristianos. Muchos fuimos el resultado de ese pariente, amigo o conocido creyente que nos mantuvo en oración para que nos acercáramos y/o conociéramos al Señor. Para esa persona que no cesó en predicarnos el evangelio, su “ciclo” culminó al vernos en el proceso del arrepentimos de nuestros pecados, aceptando al Señor como nuestro salvador, y por ende nos convertimos en discípulos de Dios. Pero, ese periodo no terminó ahí. Ahora, nos toca a nosotros continuar el “ciclo” con otros no creyentes. Como discípulos, es nuestro deber predicar el Evangelio para formar más discípulos. Recuerdo en nuestros años de juventud cuando nos encontrábamos con frecuencia personas que no cesaban de repetir “estoy orando por ti, repitiendo, estoy seguro/a que pronto te veré en los caminos del Señor”.
Cuando predicamos el Evangelio estamos:
Anticipando la venida del SeñorPues antes del fin, el evangelio tiene que anunciarse a todas las naciones, San Marcos 13:10.
Cumpliendo una orden de Jesucristo. Jesucristo les dijo a los apóstoles; Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a todos, para así el que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado (Marcos 16:15-16).
Desde que Jesús ordenó a sus discípulos ser evangelizadores, hasta el día de hoy han existidos grandes predicadores de su palabra de salvación alrededor del mundo. Inclusive, miles de misioneros han ido a los sitios más remotos del planeta, dejando a un lado planes personales y comodidades, para llevar mensajes de vida y esperanza. Sin embargo, lamentablemente a nuestro alrededor existen un sinnúmero de seres humanos que no aceptan y/o conocen al Señor y viven sufriendo por heridas del pasado, atrapados por la tristeza, los vicios, las enfermedades, la depresión y/o el pecado. A ellos nos toca predicarles el Evangelio. Ayudarlos sin juzgarlos, ser un buen testimonio de un cristiano, ora sin cesar por el/ella y acompañarlos en sus primeros pasos como cristiano de la misma manera que alguna vez lo hicieron por nosotros.
¡Es tiempo de actuar! La cosecha es mucha, pero los obreros pocos (Mateo 9:37).
No importa si te consideras un pequeño o un gran predicador; lo que importa es que siempre que tengas la oportunidad predica el Evangelio a toda criatura.
Una vez se crean nuevos discípulos, por consiguiente, ellos comenzarán un nuevo ciclo con otras personas a su alrededor… Bendiciones
¡Un verdadero discípulo hace discípulos!
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