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Orar, Una Acción Poderosa y Eficaz
Yadira Campis & Jaime Medina
“…La oración del justo es poderosa y eficaz”
– Santiago 5:16
Orar, una acción poderosa y eficaz
Actualmente existen personas que piensan que orar es un monólogo y/o no entienden el sentido que tiene hacerlo. Orar es hablar con el Dios viviente en un lenguaje sencillo y humilde, y es algo indispensable para el creyente. La oración del justo es poderosa y eficaz (Santiago 5:16). Es una acción de fe que nos conecta con Dios. Cuando oramos recibimos respuesta, ya que El Señor sabe lo que necesitamos. Sin embargo, Él quiere que directamente se lo pidamos mediante la oración. Si le hablamos, él nos atenderá (Mateo 7:7).
También es de suma importancia estar conscientes que el acto que queremos realizar sea orar y no rezar. Debemos tener claro la diferencia entre la oración y el acto de rezar. El rezar no es orar. La palabra rezar proviene del latín “recitare” el cual significa “repetir”. El acto de repetir un grupo de oraciones ya antes dichas por otra persona y no propias.
Por consiguiente, la oración es comunicación. Es un medio directo de hablar con El Señor donde podemos:
Pedir a nuestro favor, por nuestras inquietudes y/o necesidades, Salmo 55:1, 1 Pedro 5:7
Interceder por los demás. La oración puede contribuir a mejorar significativamente la vida de otras personas, Filipenses 2:4, Santiago 5:16
Pedir perdón. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad, 1 Juan 1:9, Santiago 5:16
Agradecerle. Darle las gracias por el cuidado que recibimos de su parte y por todo lo que nos suple diariamente, y por todo lo que nos dio mediante Jesucristo, 1 Co 15:57, Filipenses 4:19
A la hora de orar considere lo siguiente…
El Señor:
1. Puede hacer todas las cosas posibles. Para Dios no hay nada imposible, Lucas 1:37.
2. Invita a su pueblo a orarle.
Orar siempre, sin desanimarse, Lucas 18:1.
Con acción de gracias, Filipenses 4:6.
Con fe y sabiduría, Santiago 1:5.
Dentro de la voluntad de Dios, Mateo 6:10.
Para la gloria de Dios, Juan 14:13.
Con un corazón recto delante de Dios, Salmos 51:10
3. Escucha las oraciones de sus hijos. Él me escuchó desde su templo, ¡mi oración llegó hasta sus oídos!, Salmo 18:6.
4. Responde a las oraciones, Salmo 17:6, Salmo 34:17
Nadie nos ha alentado más a la oración que Jesús. Las sagradas escrituras nos presentan la devota vida de oración del Hijo de Dios y lo muestran como el perfecto ejemplo en cuanto a la actitud que debemos tomar a la hora de orar. Él tenía un lugar donde solía ir para orar, manifestaba su dependencia al arrodillarse, oraba en alta voz y se dirigía a su Padre Dios conociendo la voluntad de este.
La oración a Dios es muy poderosa. Él oye nuestra oración en su preciosa y agradable voluntad, y a su tiempo nos hará saber su respuesta, sólo es necesario reposar en Él y esperar. Así que ¡a orar, hermanos a orar! Bendiciones
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