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Que La Decepción No Desvanezca Tu Felicidad
Yadira Campis & Jaime Medina
“Cuando esperaba yo el bien, vino el mal, cuando esperaba la luz, vino la oscuridad”
– Job 30:26
¿Qué palabra o palabras le vienen a la mente cuando lee el siguiente versículo?
“Cuando esperaba yo el bien, vino el mal, cuando esperaba la luz, vino la oscuridad” (Job 30:26).
Yo pienso en el término de la decepción. Esperaba algo, pero lo que recibió fue algo completamente diferente. La Real Academia Española define la palabra decepción como un desengaño o una desilusión. Otro diccionario en línea lo define como un sentimiento de contrariedad producido por algo que no responde a las expectativas puestas en ello.
La realidad es que siempre van a existir situaciones que nos van a decepcionar.
Existe una tienda en línea que cuenta con miles de vendedores alrededor del mundo y en varias ocasiones he visto en las redes sociales unos “post” haciendo referencia a ella. Los “post” contienen fotos donde indican, lo que me compré en línea, y lo que recibí. Me parece muy gracioso, pero a su vez es decepcionante. En esas fotos se puede ver claramente que la mercancía comprada es muy diferente a la recibida o a la que fue presentada en la foto. Inclusive me pasó hace unos días. Compré una camisa en una compañía de comercio electrónico, y cuando me llegó al par de días me la probé y casi tengo que pedir ayuda para quitármela, siendo la camisa del tamaño correcto.
Desgraciadamente la decepción es inevitable en el camino de la vida, sin importar la edad o creencia religiosa. Todos estamos expuestos a enfrentar decepciones en la vida y no necesariamente serán en el entorno sentimental. Como se mencionó anteriormente existen decepciones relacionada a la vida cotidiana como por ejemplo con los productos que compramos, o por algunos servicios o marcas que adquirimos. También existen momentos en que algunos se decepcionan de las acciones de las personas a su alrededor, o simplemente viven una decepción en el ambiente laboral.
Cuando la decepción irrumpe en nuestras vidas todo se vuelve oscuro. Sin embargo, la manera en que manejemos la decepción y/o “el trago amargo” será lo que nos guíe a;
Seguir adelante buscando algo mejor, o por lo contrario;
Caer en un pozo de desanimo y desilusión.
En las escrituras estudiamos como Dios cuidó de la primera pareja humana, Adán y Eva. Sin embargo, ellos fueron desagradecidos y se rebelaron (Capítulos 2 y 3 de Génesis). ¿Imagínese lo decepcionado que se sintió Dios con lo que ellos hicieron? Aunque Dios siendo omnisciente sabía que sucedería. Sin embargo, eso no le robó a Dios su felicidad, porque Él tenía un propósito y se concentró en continuar trabajando para lograrlo.
Por supuesto, son muchas las cosas que causan decepciones, pero no deje que estas le roben la felicidad. Ser hijos de Dios nos da la certeza de que nunca estaremos solos ante cualquier decepción. Él nos da la fortaleza y la gracia que necesitamos para soportar cualquier circunstancia y superar cualquier decepción… Bendiciones.
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