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No Pierdas La Oportunidad
Yadira Campis & Jaime Medina
“Por medio de una visión durante la noche, el Señor dijo a Pablo: «No temas, sigue hablando y no calles…”
– Hechos 18:9
Durante una prédica, utilizando como referencia los versículos de Hechos 18:1-11, se nos explicaba la importancia de no desenfocarnos del propósito de Dios y ser mensajeros de su palabra a todo ser humano que nos rodea, principalmente con el que aún no le conoce. El Pastor nos exhortaba a salir, predicar la palabra, hablar sobre el evangelio y orar, considerando que las necesidades espirituales en estos días son las mismas que en los tiempos de Pablo en la cuidad de Corintio.
Mas adelante, examinando lo escuchado, pensé que en pocas ocasiones he tenido la oportunidad de encontrarme con un desconocido que esté pasando por un momento sumamente crítico y tener la oportunidad de hablarle sobre nuestro Señor Jesucristo.
Hace unos días entré a una tienda la cual consideraba que sería una visita rápida. Como es del conocimiento de todos, por la situación que hoy estamos viviendo, los empleados están sumamente escasos en casi todos los establecimientos, por consiguiente, en la tienda solo se hallaba una empleada y ésta se encontraba cobrandole una mercancía a un cliente. Proseguí hacia el final de la tienda en busca de lo que necesitaba, pero al no encontrar el producto me dirigí hacia la empleada en busca de ayuda. Al acercarme me percato que ella se encontraba hablando por teléfono, simplemente le hice una señal dejándole saber que tenía una pregunta, pero que podía esperar.
Decidí caminar por la tienda cuando la escuché llorando y casi sin poder hablar. Entre llantos ella explicaba que eran casi las 4:30 pm, no había podido comer nada y llevaba todo el día sola en la tienda. Que ya eran muchos días así, estaba cansada y que lo único que quería era ver a sus hijos y también ver a la persona con quien ella estaba hablando. Además, manifestó que ya se había comunicado con la jefa para dejarle saber lo que estaba sucediendo, pero ésta le indicó que lamentablemente no podía hacer nada pues no tenía a nadie más para cubrirla. Sentí muchísima tristeza por la situación. Así que cuando se me acercó, simplemente le dije “ve y tómate un descanso, no te preocupes por mi” y ella (que comenzó a llorar más) me respondió “no te preocupes, es mi trabajo ayudarte”.
Cuando fui a pagar no encontré palabras de aliento, no sabía que decirle. Sin embargo, sentí esa voz en mi interior que me dijo; háblale y no calles. Entonces aproveché la oportunidad para hablarle. Le hablé como madre y como cristiana. Le expliqué lo bendecidas que somos, en estos momentos, en poder contar con un trabajo y salud. Le hablé del plan divino del Señor para cada uno de nosotros (Proverbios 20:5), y la animé para que orara pidiéndole al Señor ser su guía por el camino que estaba recorriendo. Por último, le dejé saber que yo iba a estar orando por ella, y le manifieste que, aunque se le hiciera difícil, debía tener fe en los planes del Señor. Debía creer que todo lo que le está sucediendo tiene un propósito, aunque en ese momento ella no lo entienda. Definitivamente, El Señor y sus propósitos son perfectos.
Por supuesto que me fui pensado en lo sucedido, y aunque estaba feliz por todo lo que le pude decir, me sentí un poco afligida pues debí aprovechar el momento y orar allí con ella.
No sé cuántos de ustedes hayan pasado por una situación similar, pero amigo/a lector tengamos siempre en mente que es nuestro deber como creyentes predicar el evangelio a todos, en todas partes. Ahora bien, como cristianos Dios también desea que llevemos su palabra al caído ya que son muchos los que están pasando por un sin número de necesidades, situaciones complicadas, pruebas, angustias o tiempos difíciles… Bendiciones
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Amor. Compasión. Acción. El Señor está cerca! Muchas gracias por el mensaje. Bendiciones!!!