Nuevas Criaturas

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas”.

– 2 Corintios 5:17 NBLA

En ocasiones nos preguntamos: ¿Qué es la libertad? La libertad se podría definir como la facultad o capacidad del ser humano de actuar según su propia conciencia, sus valores morales, criterios, razón y voluntad. Esta conlleva un sentido de responsabilidad individual y social. La libertad es un regalo que Dios nos ha dado y cada uno de nosotros somos responsables de nuestros propios actos. Como nos instruye 1 Corintios 6:12 “Yo soy libre de hacer lo que quiera. Es cierto, pero no todo conviene. Sí, yo soy libre de hacer lo que quiera, pero no debo dejar que nada me domine”. 

De la misma manera que nuestro creador nos regaló ser libres, nos dio ese poder de decisión para que libremente podamos escogerlo a Él.

Está claro que cuando recibimos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, nos convertimos en nuevas criaturas (2 Corintios 5:17). Muchas cosas cambian en nuestro ser y éstas nos permiten desarrollar un espíritu de autocontrol y una mente sana para que así podamos analizar las cosas que hacemos, tomar decisiones correctas y por lo tanto, evitar dejarnos llevar por las emociones o presiones externas.

El Señor por su amor nos va moldeando, pues desea que hagamos su voluntad. Sin embargo, él no nos manipula a hacerla. Dios sabe qué es lo que nos conviene, por eso nos da la capacidad de tomar nuestras propias decisiones y/o nos ofrece su ayuda. Él nos va guiando y dirigiendo hacia el conocimiento de su voluntad, pues su deseo es que todos nos salvemos y poder disfrutar de la felicidad plena y eterna, para la cual nos creó. ¡PERO OJO! No somos sus marionetas, Él no nos obliga hacer su voluntad. Nosotros tenemos la libertad de elegir el bien sobre el mal. 

Al convertirnos en nuevas criaturas, con un espíritu renovado, la persona interior controlará a la persona exterior que vive en nosotros. Definitivamente sin la ayuda de Dios, tendremos dificultad para hacerlo. Él nos da su Espíritu para prepararnos en la toma de decisiones correctas y sabias, pero aun así nos toca a nosotros emitir el voto decisivo.                                                                     

Oremos, Padre nuestro que estas en los cielos, ayuda al “yo de ahora, el renovado” a vivir en tu naturaleza y no continuar viviendo como el “yo de antes”. Te suplico que Tu Espíritu me transforme y me haga más semejante a ti ya que de manera libre escogí seguirte. También te pido que llenes mi mente y mi corazón de sabiduría para tomar las decisiones correctas para mi vida. Te lo pido de todo corazón en nombre de tu hijo amado Jesucristo, ¡Amen!    

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