Karen Valoy
“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.”
1 Corintios 13:12
Una de las cosas que hace distinta la manera en que nos referirnos al Señor en comparación a cuando nos referimos a otra persona es que cuando se trata de Dios podemos usar palabras con significados absolutos. No hay nadie más que sea perfecto, santo, alto, fiel… no hay otro amor como el suyo. Cuando se trata de las cualidades del Señor podemos hacer expresiones absolutas sin temor a equivocarnos. En Él no hay limitaciones que clarificar, sus atributos no están enmarcados dentro de un contexto o de una situación.
Al estar a solas orando o meditando en el Señor no faltan las ocasiones en las que nos quedamos cortos de palabras para describir quién es Él o lo que significa para nosotros. Muchas veces desearíamos poder reciprocar con adoración algo de lo mucho que hemos recibido de Él; adorarlo de una forma que esté a su altura, que le haga justicia a lo recibido.
En un momento de esos me encontraba guiando en dirección hacia el trabajo. Llevaba dos días intentando decirle unas palabras que describieran mi sentir mientras recorría la carretera. Recuerdo haber repetido reiteradas veces “Eres vencedor, eres victorioso Señor”, pero mis palabras se quedaban cortas, era una lucha por encontrar el término correcto. Fue entonces cuando sentí un susurro del Espíritu Santo decir: “Invencible, Karen, lo que tú quieres decir es Invencible”. “¡Claro, eso mismo es!, ¿cómo lo sabes?”; contesté en broma y con gran gozo. Demás está decir que desde ese día esa palabra forma parte de mi vocabulario de adoración. Llegué a trabajar repitiendo “Señor, tú eres invencible”. Por fin pude desahogar con las palabras adecuadas lo que era mi sentir hacia el Señor en esos momentos, pero más importante que eso, fui edificada. Bien lo dijo el Rey David en el Salmo 139:1-4
«Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.»
Salmo 139:1-4
Una vez más me acerqué al Señor queriéndole bendecir y resulté bendecida. En algo tan sencillo como encontrar una palabra para expresarme necesité ayuda del Espíritu Santo. Pero cuando eso sucedió Él estaba allí escuchando no solo lo que decía sino lo que no lograba decir.
Cuando las situaciones de la vida se nos agolpen recordemos que nuestro Dios es:
Absolutamente Invencible🔥. Nuestro Dios no conoce derrota, el capitán de las huestes celestiales fue, es y siempre será el Invencible. Aleluya!
Cuando me sienta derrotado por las circunstancias que la vida trae ya sé qué voy a decir, Señor yo no puedo pero tú eres invencible.