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¿A Quién Recurrir Ante Una Duda?
Yadira Campis & Jaime Medina
“Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.”
Jeremías 33:3
¿Padres, alguna vez han pensado en que nosotros somos como una especie de salvavidas o héroes para nuestros hijos? Para ellos somos los que podemos resolver toda situación, los que siempre tenemos toda la información y/o los que podemos encontrar todo lo que necesitan. En una ocasión, estando en nuestro hogar, fueron tantas y tantas las preguntas que me hicieron mis hijos que al final del día lo que sentí fueron deseos de salir corriendo. Lo que sentí en ese momento fue quizás una reacción de desespero o posiblemente un deseo de gritarles un “¡Qué sé yo!” o “Búscalo tú” o tal vez un “¡Yo no lo sé todo!”. Pero me detuve y pensé que no debía reaccionar de esa manera, que debía mostrarle una mejor actitud utilizando una acción que sirviera de ejemplo positivo para ellos, que fuera con amor y respeto, porque ellos son un regalo de Dios para nuestra familia (Salmo 127:3). Esa noche, luego de meditar, reposé en completa paz (Isaías 26:3), porque no me deje llevar por mis emociones y pude obrar de manera correcta. ¡Me explico! En realidad fueron preguntas simples como; ¿Podremos ir hoy al parque? ¿Cuándo acabará esta pandemia? ¿Estará lloviendo todo el día? o ¿cuándo me comprarán un bulto?. El detalle es que por naturaleza los niños reaccionan de esta manera. Los hijos ven en sus padres o adultos como los que siempre lo pueden todo, lo saben y lo lograrán todo. ¿No sé cuántos padres o familias se identificarán con nosotros?
En otra ocasión comenzaron las ininterrumpidas preguntas, pero esta vez vinieron acompañadas por otra pregunta dirigida hacia mi persona. Inmediatamente pensé: ¿Dios mío porqué lo preguntarán todo? Sencillo, los hijos crean una dependencia en los padres y no es holgazanería, es esa seguridad, confianza que nosotros desarrollamos en ellos. La misma que nosotros, los creyentes, tenemos en nuestro Señor Padre. A Dios le podemos preguntar todo, en todo momento, miles de veces y él siempre nos contestará y no nos juzgará. Dios lo sabe todo (Mateo 10:29-30). Él quiere que confiemos en él y también que tengamos tiempo a solas con él. Jesús en Juan 15: 4-6 les comparte a sus discípulos la importancia de mantenerse siempre unidos a él. Y eso es lo que precisamente deseamos enseñar en nuestros hijos.
Es nuestra responsabilidad como familia, crear ese lazo de unión con nuestros hijos que sea más poderoso que el mundo exterior y estar siempre abiertos al diálogo, listo para responder sus preguntas. Anhelamos ser el Moisés en la vida de nuestros hijos (Éxodo 18:15). Nos afanamos para que ellos tengan la confianza de preguntarnos cuando tengan dudas y que nos compartan sus pensamientos y/o preocupaciones. Pero nuestro primordial deseo es que ellos siempre vayan y le consulten sus interrogantes a Dios (Proverbios 3:5). Que entiendan que cuando tenemos una relación fuerte con el Señor no vamos a querer hacer nada sin antes ir en oración a consultarle a Él.
Unámonos en oración para pedirle a Dios sabiduría a la hora de comunicarnos con nuestros hijos y sobre todo que ellos entiendan la importancia de consultarle siempre a Dios sus planes. ¡Bendiciones!
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