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Acércate a Dios y Dios se acercará a ti

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Diana Jimenez de Garrastazú

Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. Lávense las manos, pecadores; purifiquen su corazón, porque su lealtad está dividida entre Dios y el mundo. (NTV)

¡Qué promesa tan maravillosa! ¿Cómo puedo acercarme a Dios?  

Me acerco al Señor en oración, con acción de gracias, en arrepentimiento y con la convicción del Espíritu Santo que obra en mí. Voy a Él con sinceridad y transparencia. Me acerco con todo mi ser: mi personalidad, actitudes, emociones, pensamientos, sentimientos, mi hacer o no. Le hablo de mis luchas, batallas, victorias y derrotas, anhelos, sueños rotos, alegrías, dolencias y esperanzas. Me acerco a Él porque deseo conocerlo, tener una relación verdadera y cercana con Él y por eso lo busco en Su Palabra. Acudo ante Él cada día y hablamos sobre Él y Sus asuntos, y sobre mí y Sus promesas.

Acercándonos al Señor, nos alejamos de la influencia del mundo que tanto nos daña; evitando que nuestro corazón se divida y escoja entre Dios o lo que el mundo ofrece. Con la ayuda del Espíritu Santo ejercemos dominio, control y nos alejamos de los deseos “naturales” que no siempre nos bendicen. Estando en Su presencia toda tiniebla retrocede, se desvanece. La luz y las tinieblas no pueden coexistir. (Juan 1:4)

Nos acercamos a Dios, reconocemos que Él es soberano y dependemos de Él. Juan 15:5b porque, separados de mí, no pueden hacer nada. Dependemos de Él, desde el asunto más pequeño hasta lo más trascendental en nuestra vida.

Te invito a que te acerques a Dios, te sometas a Él y resistas al diablo. Resiste la tentación de hacer las cosas a tu manera, con tus fuerzas, méritos, habilidades, capacidades, recursos y conexiones. Acércate a Dios porque Fiel es el que os llama, el cual también lo hará (1 Tesalonicenses 5:4).

¡Actúa, muévete! Cuando te acercas al único Dios verdadero; Él hace. Cuando hacemos y actuamos, estamos vivos. Nuestro Dios no es una imaginación de nuestra mente ni de nuestro corazón. ¡Él vive!

 Isaías 55:3 Inclinad vuestro oído, y VENID A MÍ; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. (Haré un pacto eterno con ustedes. Les daré el amor inagotable que le prometí a David. NTV)

¿Cómo nos vamos a acercar? Confiadamente, porque somos hijos. 

Hebreos 4:16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. 

Gálatas 4:6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

Tú y solo tú, con un acto deliberado de tu voluntad y conciencia, respondes a Su llamado en tu corazón y te acercas a Él. Tú eres responsable de acercarte a Él, porque le escuchaste, Su verdad tocó tu vida. Dios exige una respuesta  y  DEBES responder bien. Muchos escuchan el llamado, pero no todos responden. No responderle en nuestros corazones es una tragedia con eternas consecuencias. Significa que decides quedarte como estás: sin vida y sin vida eterna. 

Los demás, podemos animarte, estimularte a que le respondas. Podemos compartir testimonios,  nuestras vivencias y experiencias con Él.  A Su llamado, eres tú el que tiene que responder. La experiencia es individual, porque Él es un Dios personal. La experiencia es tuya y más valiosa que todo. 

Cuando sientes que Dios te llama, no te quedes paralizado. Actúa, responde a Su llamado. Tu vida depende de eso. Camina hacia Él, extiéndete hacia el supremo llamamiento. Todo lo demás es pasajero, solo en Él está lo verdadero, lo eterno.

¡Bendiciones!