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Autocontrol
Barbara Romero
Autocontrol está compuesto de dos palabras “auto” que se refiere a la persona y “control” que es la capacidad de poder manejar los sentimientos, actitudes y movimientos. Tenemos control cuando corremos la bicicleta y no nos salimos del camino. También tenemos autocontrol cuando deseamos comernos un helado, pero no lo hacemos porque ya nos comimos dos anticipadamente. El autocontrol es una decisión y por ende requiere de esfuerzo.
Cuando Adán y Eva fueron tentados por la serpiente en el jardín de Edén, tomaron la decisión de creer las mentiras que le decía y comieron del fruto que Jehová les había dicho que no comieran. La historia se encuentra en Génesis 3. Ellos no tuvieron autocontrol, ellos decidieron no seguir las instrucciones que Dios les había dado. El no tener autocontrol nos puede traer problemas serios, incluyendo poner en peligro nuestras vidas. Es fácil no tener autocontrol, pues ello implica seguir tus impulsos sin medir las consecuencias. Podemos poner como ejemplo cuando un pequeñito de dos años llora en el supermercado porque quiere un juguete. En esos momentos el niño no está controlando sus emociones.
La forma más fácil de desarrollar la disciplina del autocontrol es cuando estamos conscientes de nuestros sentimientos o emociones y decidimos hacer lo que es correcto, no lo que deseamos. En la medida que practicamos el autocontrol cada vez se hará más fácil, hasta que llegue el momento en que lo harás sin sentir resistencia.
Otros textos relacionados al tema:
- Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
- Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.»
Proverbios 4:23
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