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¡Ayudar, Una Acción Enseñada!

ayudar al prójimo
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Yadira Campis & Jaime Medina

“Dios, que da la semilla que se siembra y el alimento que se come, les dará a ustedes todo lo necesario para su siembra, y la hará crecer, y hará que la generosidad de ustedes produzca una gran cosecha”.
– 2 Corintios 9: 10 DHH
¿Alguna vez han sentido el deseo de ayudar a alguien o hacer algo por alguien, pero no están seguros si es lo correcto? ¿Si deben o no hacerlo? Nosotros, en ocasiones hemos decido hacer lo que el corazón nos dicta, y en ocasiones hemos tomado la decisión de hacer lo que la razón nos dice. Esta experiencia la hemos vivido muchas veces.
Una de las cualidades más hermosas que puede tener el ser humano es ser una persona solidaria con los demás. Esa acción de ayudar a otras personas (del modo que sea) nos hace sentir felices, relajados y tranquilos, pero sobre todo nos hace sentir una gran satisfacción personal. Las escrituras nos hablan de ayudar al necesitado. Proverbios 3:27-28 nos enseña a no negar el bien a quien se le debe, cuando esté en nuestra mano el hacerlo, a no decirle a prójimo te ayudaré mañana cuando en realidad lo puedes ayudar hoy. No obstante, la biblia también nos enseña que debemos tener discernimiento sabio…Mateo 10:16: “¡Miren! Yo los envío a ustedes como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes, aunque también sencillos como palomas”.
Hace unas semanas sentí un deseo enorme en mi corazón de brindar algún tipo de ayuda a una persona muy especial en nuestras vidas. Una persona que significa mucho para nosotros y que se encuentra pasando por una serie de dificultades en su vida. En muchas ocasiones, como familia que somos, hemos decidido brindarle nuestra ayuda un sin número de veces, pero en otros momentos hemos determinado no inmiscuirnos en la situación y mantenernos al margen. 
En esta ocasión, la inquietud por brindarle nuestra ayuda me surgió luego de que finalizáramos una larga conversación, y medité en mi deseo una y otra vez. Al acostarme oré pidiéndole al Señor una respuesta a mi pregunta, ¿debería brindarle mi ayuda en este momento o no? Al despertar, la inquietud persistía en mí, ¿ayudarle o no ayudar? Era hora de tomar una decisión y yo aun sin saber cuál era la acción correcta. En esta ocasión decidí dejarme llevar por mi corazón. ¡Tomé la decisión de ayudar! Le envíe un mensaje a la persona dejándole saber sobre mi deseo en brindarle ayuda. Luego de haber realizado esta acción me sentí en completa serenidad, y así pude escuchar mi devocional mañanero. 
“Ser agradecidos” se titulaba el devocional que estaba escuchando y el mismo utilizaba como referencia el versículo bíblico de 2da de corintios 9: 10-15. Amigo lector, no tengo palabras para expresar el gozo que sentí a reconocer como Dios me estaba respondiendo a mi oración. El devocional hablaba de como Dios nunca desampara a sus hijos cuando ponemos en práctica sus enseñanzas ayudando y compartiendo con el necesitado todo lo que tenemos sin esperar nada a cambio. 
Medité en la manera en que mi familia y yo hemos sido bendecidos, sobre todo en los tiempos que hemos estado viviendo. Dios ha sido bueno y fiel, Él nunca nos ha desamparado.  Dios nos brinda todo lo que necesitamos, y cada día nos suple de nuevas cosas, pero a su vez lo hace para que nosotros podamos también ayudar a otros (2 corintios 9: 10). 
Debemos siempre tener un corazón abierto hacia nuestros hermanos cuando vemos que tienen una necesidad. Claro está teniendo en cuenta que, si su necesidad o dificultad es producto de sus propios errores, la mejor ayuda que podemos brindarles son nuestras oraciones.
Oremos pidiéndole a Dios sabiduría en saber cuándo, cómo y cuánto debemos ayudar a los demás… Bendiciones

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