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¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra?
Alejandra N. Valentín Romero
«Bueno es que el hombre aprenda a llevar el yugo desde su juventud».
– Lamentaciones 3:27
En Josue 1:8 nos dice: “Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito”.
Tenemos que siempre tener la disciplina de estar en constante comunión con el Señor y buscar su rostro. Es entonces la única manera en la que vamos a poder recibir la revelación del cielo. Primero para edificarnos a nosotros y luego para compartirlo con el mundo y dar el testimonio.
Cuando buscamos en salmo 119:9, este nos dice: “¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra”.
La única manera de vivir una vida plena en Dios es siguiendo la palabra de Dios, y es ahí donde encontramos sabiduría y entendimiento.
El rey Salomón de Jerusalén, tuvo la potestad de elegir lo que él quisiera y Dios se lo concedería. En vez de pedir riquezas y poder, este se humilló ante Dios, reconoció quién estaba delante de él y pidió sabiduría para gobernar a un pueblo. El Señor se contentó con él y le concedió sabiduría y riquezas. A diferencia de muchos, Salomón pidió al Señor con un corazón contrito y humillado.
En Salmo 51:17 dice: El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido.
Dios busca una generación de jóvenes sabios y entendidos. Busca una generación donde se busque su rostro con un corazón correcto. Dios busca jóvenes con un corazón intercesor y con empatía hacia los demás. Ciertamente, Dios te va a bendecir de gran manera, siempre y cuando nosotros pongamos de nuestra parte y cumplamos con su palabra. ¿Quieres ser tú parte de esta generación?
1 Juan 2:15-17
14
Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio.Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al maligno.
15
No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre.
16
Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo.
17
El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempreS
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