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Bajo la Sombra del Omnipotente Hay Seguridad
Sandra Quiñones Barriera
«1 El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.
3 El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.»
– Salmos 91: 1-3
Las ventas por todos los medios son la orden del día y las compañías en su competencia ofrecen alternativas, atracciones, promociones y un sinnúmero de beneficios muy atractivos a nuestros ojos y oídos. En nuestra prisa, casi nunca leemos el contrato en su totalidad y mucho menos nos percatamos de las letras pequeñas que aparecen al pie del documento. Esas letras pequeñas del escrito muchas veces anula todo cuanto te ofrecieron al momento de la compra.
Eso no nos sucederá cuando vayamos a la palabra de Dios. En ella no hay engaño. En la palabra de Dios hay verdad, consuelo y seguridad.
El Salmos 91 habla del cazador y lo compara con el enemigo de las almas, que constantemente está acechando y buscando la manera de atraparnos en sus marañas y mentiras. Fíjate que, mientras para Dios somos hijos, para Él somos presas.
1 Juan 3:1 Miren cuán grande amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo somos! Por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él.
También nos llamó, sus amigos.
Juan 15:15 Ya no los llamo más siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Pero los he llamado amigos porque les he dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre.
Cuánta dulzura y amor hay en el Padre para llamarnos hijos y amigos. Dos relaciones personales muy cercanas al corazón. Solo un padre sabe cuidar, amar, proteger y solo un amigo sincero puede escuchar, calmar, consolar, aceptar; no por beneficio, sino por amor.
Sin embargo para el enemigo somos presas. Hay desprecio, falso interés y malas intenciones. Es un continuo acecho, provocando constantemente sacarnos de la carrera, pero es justo ahí donde tenemos que declarar las palabras de Pablo:
Filipenses 3:14 prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Dado que conocemos lo que dice Salmos 91 y hemos descubierto que tenemos un enemigo disfrazado de cazador que va tras nosotros, nos resta creer esta poderosa palabra (Salmos 91) que nos recuerda que Dios nos librará del lazo del cazador.
No tenemos las fuerzas ni la capacidad de estar 24/7 observando y previniendo las maquinaciones del enemigo, por tanto, es maravilloso saber que hay alguien peleando por ti. Justo en este momento, hay alguien renovando tus fuerzas a través de esta palabra y recordándote que la presencia de Dios va con nosotros siempre. No has ganado tus batallas en soledad, siempre hubo quien peleara por ti, aun cuando no te percates. No le estoy restando importancia a las batallas cotidianas que libramos, sé que ha sido ardua la lucha, pero aun esa actitud de valentía la debemos a Dios.
2 Timoteo 1:7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Los últimos tiempos han estado cargados de mucha incertidumbre y hemos sentido temor por el porvenir. Nuestro contrato de vida está lleno de letras pequeñas. Nos suceden situaciones que no entendemos, hay cambios drásticos en nuestros hogares, la salud y la economía. Lo que parecía estable y duradero, ha dejado de serlo y lo único que no ha cambiado es Dios y sus promesas. No tenemos que entender, procuremos creer, aun Dios está presente y conoce los tiempos.
Seamos ese sacrificio vivo para Dios que nos dice Romanos 12:1-2
12 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.[a] 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Bendiciones
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