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Ya Fuimos Liberados

Cristo nos libera
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Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto

“Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud.”   
Gálatas 5:1
 El derecho a la libertad es tan importante que fue proclamada como un derecho universal en la Declaración proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948.  Actualmente, la mayoría de los países, a nivel mundial, consideran que tienen libertad.  Aun con los problemas económicos, políticos y sociales existentes en los países, la mayoría de los individuos entienden que tienen libertad. Por definición, la libertad es la facultad de obrar según su voluntad, respetando la ley y el derecho ajeno.  
 Jesús, vino precisamente a liberarnos:
 El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido
para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos
y dar vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos.
(Lucas 4:18)
Vino a liberarnos de nuestra cautividad y opresión.
Y dirás tú: “Yo nací libre.”  “Yo nunca fui esclavo.” “A mí no me aplica eso.”
 Sin embargo, eso no es cierto. Jesús mismo nos dice:
 —Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —respondió Jesús—. ( Juan 8:34)
 Así que si éramos esclavos. Esclavos del pecado. Nuestra naturaleza pecaminosa ha estado con nosotros desde que nacimos. Es por esto por lo que Cristo vino. Vino a liberarnos verdaderamente. 
Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres. ( Juan 8:36)
 La declaración de las Naciones Unidas es buena y era necesaria, pero quien realmente vino a liberarnos fue Cristo. A liberarnos de nuestros pecados, ataduras, opresión, angustia, desesperación, miedo e injusticia, entre muchas otras cosas. 
¿Para qué?  ¿Para qué somos liberados?
Para que por agradecimiento, sirvamos en el Reino de Dios y con ello recibamos la vida eterna.  
 Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.  (Romanos 6:22)
 La vida eterna es la vida donde lograremos la libertad plena.
Ahora estamos en este mundo y con ello tenemos problemas, situaciones, preocupaciones, enfermedades y todas las cosas que entraron con el pecado a este mundo terrenal. Cosas a las que no estamos exentos porque vivimos aquí en un cuerpo humano. Pero, no olvides tu realidad espiritual: Ya eres libre. No permitas que nada ni nadie te robe esa libertad. Alaba a tu Padre Celestial porque ya eres libre…
 Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!»  (Romanos 8:15)
 …y vive en la libertad que Jesús ya pagó por ti.  «¡Abba! ¡Padre!»
“Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud.”   (Gálatas 5:1)

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