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Cuida tus Relaciones

Cuida tus Relaciones
Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto

Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto

“… todo hombre sea pronto para oir, tardo para hablar, tardo para airarse.” 
– Santiago 1:19
Como mujer líder que soy, quedarme callada es una tarea bien difícil para mi.  Si a eso le añado mi carácter colérico (según la tipología general) se podrán imaginar los retos que he tenido en mi vida para mantener relaciones saludables. Ciertamente, el no saber cómo manejar mi carácter, a temprana edad, me trajo muchos problemas.  
Tanto fue así, que en algún momento de mi vida, me llegue a sentir sumamente frustrada conmigo misma.  Pensé que había algo malo en mi y que Dios no me quería así.  Por lo cual yo tenía que cambiar totalmente; dejar de ser yo.  Quería ser como las mujeres que veía que siempre estaban bien calladas, sosegadas y apacibles . Sin embargo, una vez Dios habló a mi espíritu en oración y me dijo: “Yo  te quiero así.  Yo no me equivoqué cuando te hice como eres.  Yo tengo propósito contigo, como eres.  Te quiero así para mi Gloria. Lo que tienes es aprender a usar tus virtudes correctamente para mi.”  
La palabra de Dios da muchos consejos de vida para poder tener relaciones saludables. El tener nuestro carácter sometido a lo que dice la biblia, es cada vez más indispensable. En ella podemos encontrar la forma de hablar y actuar correctamente.  
Efesios 4:15 dice: “.. siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es Cristo.”  
La única forma de saber si nuestras palabras y actos son correctas es pasándola por el filtro de “la verdad en amor”. La forma de crecer emocional y espiritualmente es a través del amor de Cristo. Él es nuestro modelo a seguir y guía.    
En momentos donde quieras hablar y decir todo lo que piensas o actuar de la manera que crees que los otros se lo merecen reflexiona sobre lo siguiente:
  1. Lo que quiero decir refleja el amor de Cristo…
  2. Lo que quiero hacer refleja el amor de Cristo…
Muchas veces, me he paralizado ante estas preguntas.  
En los momentos donde he diferido grandemente con seres muy amados. Aún cuando estoy convencida que yo tengo la razón y la otra persona está por el camino incorrecto, Dios me ha enviado a “amar” y orar por la persona. El resto lo hace Él.  
“… todo hombre sea pronto para oir, tardo para hablar, tardo para airarse.”  Santiago 1:19
Bendiciones

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