El Trabajo de Reconstrucción es un Trabajo de Todos

El justo florecerá como la palmera; Crecerá como el cedro en el Líbano.

– Salmos 92:12 

Dada la oposición y el intento de impedir el trabajo de reconstrucción, el pueblo, lejos de abandonar el propósito, cobro fuerzas y trabajo con ánimo.  Se dividieron las tareas, de modo tal que todos trabajaron hasta lograr levantar el muro.  Nehemías 3.

Si aplicamos esta palabra a nuestro diario vivir, entenderemos que tenemos que identificar los muros que se encuentran en el piso o en deterioro. Pero, es difícil mirar nuestra condición, porque lo fácil es mirar hacia afuera y notar las imperfecciones y situaciones de otros.  Por ello, muchas veces se nos hace difícil reconocer que nuestros muros están deteriorados y en muchos casos a punto de colapsar.

Les pregunto con mucho respeto, ¿Como esta su relación con sus familiares cercanos? Entiéndase hermanos, madre, padre, primos, abuelos, etc. ¿Esta ese muro firme; a prueba de tempestades?  ¿Como esta la situación con tu núcleo familiar; tus hijos, esposo/a?  Analiza, si una zorra se para encima de tu muro, ¿aguantará, o se ira abajo?  Cuando digo zorra me refiero a lo que decía Tobias cuando se burlaba de los que reconstruían el muro.  

¿Está siendo tu casa motivo de burlas porque tu realidad es diferente a lo que proyectas?

Creo que es necesario comenzar a mirar nuestro muro y unirnos para restaurarlo.  Este trabajo es arduo, es todo un proceso de cambio y reestructuración, pero lo podemos lograr de la mano de nuestro Padre Celestial; experto en componer, restaurar, construir, arreglar y remodelar.

Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Apocalipsis 21:5.

Evadir la responsabilidad de reconstruir tus muros equivaldría a aceptar la derrota y echar por la borda el regalo que Dios nos entregó cuando nos permitió tener una familia.  Uno de los problemas de las personas en este tiempo es la dejadez. Prefieren no componer y tomar la salida más rápida.  Abandonando así el propósito y el camino que Dios ha trazado para cada uno de nosotros.  A la larga, estas salidas rápidas traen aflicción, duda, amargura y conflictos.  

¿Alguna vez tomaste la siguiente salida? ¿Alguna vez abandonaste el camino? ¿Como te fue? ¿Realmente esa era la solución?  

En la palabra de Dios hay muchas directrices para mantenernos en el camino y no buscar la salida rápida:  

Isaías 48:17 – [ Plan de Dios sobre Israel ] Así ha dicho Jehová, tu Redentor, el Santo de Israel: Yo soy Jehová tu Dios, que te enseña para provecho tuyo, que te encamina por el camino que debes seguir.

Ezequiel 20:44 – Y sabréis que yo soy Jehová, cuando actúe con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová.

Juan 14:6 – Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por medio de mí.

Nuestro caminar tiene que estar firme y nuestra vida tiene que ser el reflejo del amor y la misericordia de Dios.  Tiene que haber disposición de reconstrucción.  Diariamente debemos mirar nuestros muros.  Es más fácil remodelar que reconstruir y la mano de Dios sigue extendida diciendo: no temas, yo te ayudo.

Hoy, la invitación es a llenarnos de ánimo y esforzarnos en la reconstrucción.  Nos toca levantar nuestros muros con esperanza, amor, fe, integridad; porque hay una hermosa promesa que Dios nos entrega hoy:

Salmos 92:12 El justo florecerá como la palmera; Crecerá como el cedro en el Líbano.

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