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¿A Qué le Temes?

El miedo
Maribel Malavé Morales

Maribel Malavé Morales

“No temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.”
– Mateo 10:28
El miedo parece estar aliado a la cobardía: parece ser el carácter de los débiles y no de los fuertes. Cristo predijo que tendríamos problemas, por lo cual no debes sorprenderte ya que estos nos ayudarán a fortalecer nuestra fe.  Además, Jesús advirtió que la aflicción llegaría a sus seguidores, pero que la venceremos; Juan 16:33
 “No temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.” (Mateo 10:28)
Podemos ver en este versículo que él señala la diferencia que existe entre «matar el cuerpo» y el día final ante Dios.  Vemos aquí que Jesús hace una distinción entre la muerte natural, que afecta a todos los hombres y la muerte eterna para aquellos que no se han arrepentido.   Por lo tanto, no debemos temerle a la primera muerte, que se refiere al cuerpo físico, sino a la segunda muerte porque de esa no hay escapatoria.   Esa muerte eterna es la que te espera si no reconoces a Cristo como tu salvador y si no te arrepientes de todos tus pecados.  Esa muerte es la te lleva al infierno. Suena fuerte, pero la realidad de la palabra no se puede disfrazar.
Salmos 146:3-4
No confiéis en los príncipes,
Ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.
Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra;
En ese mismo día perecen sus pensamientos.
 Aún en medio del temor, nos espera algo glorioso:
» Pero tú, persevera hasta el fin y descansa, que al final de los tiempos te levantarás para recibir tu recompensa”. Daniel 12:13
 Ante tal escenario, las personas inteligentes deberían sentir no sólo respeto, sino temor de Dios. Este temor es él mismo que nos lleva a guardar sus mandamientos y tener presente que un día le daremos cuentas de todos nuestros actos.
 Concluyo:  Solo Dios tiene el poder de quitarnos la vida y resucitarnos eternamente.  Lo que satanás y el hombre pueden hacernos es un daño temporal, si se lo permitimos, pero Dios que es el dador de la vida resucitará a sus siervos fieles.   Por lo tanto, es a Dios y solo a El que debemos temer. 
Bendiciones.

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