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En el Mundo Tendréis Aflicción

En el Mundo Tendréis Aflicción
 Nilsa Santiago Castro

Nilsa Santiago Castro

«Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová.»
– Salmos 34:19 
Durante la reunión de oración una hermana mencionó que la palabra de Dios dice que: En el mundo tendréis aflicción, versículo que se encuentra en el evangelio de Juan 16:33.   Después de la reunión, varias hermanas comentaron sobre el versículo: una comentó que mientras estuviéramos en este mundo, tendríamos aflicciones.  Otra comentó que no pasamos bien una aflicción cuando llega una nueva.
¿Qué piensan ustedes sobre esos comentarios, serán ciertos?
En el libro de Job 5:7 la palabra de Dios dice así:
“Pero como las chispas se levantan para volar por el aire,
Así el hombre nace para la aflicción”.
Desde el momento en que Adán y Eva pecaron en el Huerto del Edén, allí comenzaron nuestras aflicciones. La felicidad que disfrutaban Adán y Eva, se convirtió en angustia. Dios les había entregado toda su creación en sus manos para disfrutarla. Solo había un requisito, no comer del árbol del bien y el mal. Por su desobediencia sus vidas se llenaron de mucho dolor y sufrimiento.  
  • Génesis 3:16-17  A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 
Reflexionando y meditando en lo que se habló en la reunión de oración, llegué a la conclusión de que las aflicciones por las cuales he pasado durante mis pocos años aquí en la tierra, jamás se podrán comparar con las aflicciones que sufrió nuestro Señor Jesús Cristo en la cruz por mí y por ti.  Como nos dice en:
  • Mateo 26:67  Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban
  • Mateo 27:28-30 y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata, 29 y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: !Salve, Rey de los judíos!  30 Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. 
El cuadro que nos presenta estos versículos es uno muy triste. ¿Quién de nosotros podrá soportar tanto dolor y sufrimiento?  Creo que ninguno.  Por esta razón, cuando pienso en la cruz, en toda la sangre que Jesús derramó, sin tener culpa,  y en todo lo que sufrió y soportó por mí, pienso que mis aflicciones y problemas solo son una simple picada de mosquito. 
¡Nuestras aflicciones son nada comparadas con las que Jesús pasó y sufrió!
Pero, Dios conociendo nuestra condición humana y nuestras debilidades nos consuela en todas nuestras tribulaciones como nos dice en:
  • 2 Corintios 1:3-4 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 
Por esta razón, justo antes de la muerte de Jesús, Él prometió a sus apóstoles (también a nosotros) que Dios le enviaría un consolador después de su muerte y ese Consolador es el Espíritu Santo. Jesús al ir al lado de su Padre en los cielos, no nos dejó solos ni huérfanos, nos envió un acompañante.  
  • Juan 14:16-18  Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.  No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
En medio de tu aflicción, gózate en Dios quien es tu Consolador.
Bendiciones.

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