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Expectativas

Karen Valoy

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

(Isaías 55:9)


¿Qué tienen en común estas porciones bíblicas?  

• Parábola del Publicano y el Fariseo (Lucas 18:9-14, NTV)

El Fariseo oraba: “Te agradezco, Dios, que no soy como otros: tramposos, pecadores, adúlteros. ¡Para nada soy como ese cobrador de impuestos! Ayuno dos veces a la semana y te doy el diezmo de mis ingresos” (v.11-12). Se consideraba a sí mismo justo, mientras que el Señor dijo que no regresó a su casa justificado como el cobrador de impuestos (v.14).

• Samuel unge a David (1 Samuel 16:1-13, NTV)

Samuel pensaba que Eliab, el hermano mayor de David sería el elegido por Dios para ser el próximo rey de Israel (v.6), pero el Señor le dijo a Samuel: “No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón” (v.7). Finalmente, luego de pasar todos los hermanos frente a Samuel, Dios escogió a David y lo llenó con su Espíritu (v.8-13).

• Salomón pide sabiduría (1 Reyes 3:1-15, NTV)

El Señor se le apareció a Salomón en un sueño y le dijo: “¿Qué es lo que quieres? ¡Pídeme, y yo te lo daré!” (v.5). Salomón pidió un corazón comprensivo para poder gobernar bien al pueblo (v.9). A Dios le agradó lo que pidió y le concedió más que esto; le añadió además riquezas y fama (v.12-13).

• Marta y María (Lucas 10:38-42, NTV)

Marta hacía los preparativos para la cena. Se acercó a Jesús y le dijo: “Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme” (v.40). El Señor le contestó: “Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará (v.42)”.

• José piensa en dejar a María (Mateo 1:18-20, NTV)

Antes de su boda José se dio cuenta de que María, su prometida, había quedado embarazada (mediante el Espíritu Santo, v.18). No quiso avergonzarla en público y decidió romper el compromiso en privado (v.19). Pero un ángel del Señor se le apareció en un sueño y le dijo: “no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo” (v.20).

¿Qué tienen en común estas porciones bíblicas?  La visión del Señor es distinta a la de los hombres en todos estos casos. Algunas de estas situaciones pueden resultar graciosas como los pasajes del fariseo y de Marta, mientras otras se refieren a asuntos más serios como los de José y Salomón. No importa si se es un fariseo, un profeta, un rey; las personas no juzgamos las situaciones de la misma manera que Dios. Nuestra sabiduría y nuestros sentidos se quedan cortos a la hora de evaluar las cosas. 

Experimentar situaciones distintas a las esperadas es parte normal de la vida, las cosas no siempre son como deseamos o prevemos. 

Cuando recibimos algo mayor o mejor a lo esperado nos alegramos. Al contrario, si recibimos menos sentimos desilusión y dolor por la pérdida. Pero, somos nosotros quienes levantamos expectativas. Es importante asumir responsabilidad y cuidar nuestra reacción cuando sucede lo inesperado o cuando no sucede lo esperado. 

Entre dos personas siempre habrá diferencias de pensamiento, intenciones y percepciones. ¿Cuánto más si uno de ellos es Dios? Sus pensamientos son más altos que los nuestros (Isaías 55:9). En esos momentos es cuando usamos la fe para creer que el Dios que es digno de toda nuestra confianza sabe lo que es mejor.

A Él la gloria. Bendiciones.