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Guerreros de Cristo

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Yadira Campis & Jaime Medina

Yadira Campis & Jaime Medina

Mundialmente la humanidad se ha visto afectada por varias pandemias letales. Hace más de una década se escuchaba sobre una pandemia global registrada como la Influenza A del subtipo H1N1 o mejor conocida como la «gripe porcina».  Para los años 80’s, el mundo enfrentó otra pandemia llamada el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y actualmente estamos enfrentamos al Covid-19, también conocido como el Coronavirus, y debido a la globalización, lamentablemente se ha extendido mundialmente en muy poco tiempo. 

Para muchos el Covid-19 es tan solo un virus como cualquier otro, sin embargo, algunos creyentes aseguran que esta tragedia había sido ya anunciada en la biblia: «Ve a tu casa, pueblo mío, ¡y pon cerrojo a tus puertas! Escóndete por un breve tiempo, hasta que haya pasado el enojo del Señor» en Isaías 26:20 NTV. Desgraciadamente el Coronavirus no discrimina y hemos contemplado como millones de seres humanos alrededor del mundo, sin importar raza, sexo, edad o creencias religiosas, han sido contagiados y desafortunadamente muchos han fallecido.           

Desde el punto de vista cristiano podemos decir que, aunque el Covid-19 ha causado daño irreparable en muchos seres humanos, también cabe señalar que ha hecho reforzar y resaltar aspectos positivos del cristianismo. Durante los últimos meses hemos presenciado cómo esta pandemia ha activado a los Guerreros de Cristo. Afirmando que solo los que tienen a Cristo en su corazón tendrán la fuerza para librar esta batalla como nos enseña Filipense 4:13 (Todo lo puedo en Cristo que me fortalece) y que no tengamos miedo porque Dios está con nosotros y no nos dejará ni nos abandonará (Deuteronomio 31:6 ).

Igualmente hemos atestiguado que solo los fieles creyentes podrán enfrentar las peores circunstancias en completa paz como lo explica Isaías 26:3 (tú conservas en paz a los de carácter firme, porque confían en ti) y a no tener miedo, porque el Señor peleará en favor de nosotros (Deuteronomio 3:22 ). Se ha podido observar como un combatiente pueblo se ha unido a clamar al Señor día y noche por su misericordia (El Señor atiende al clamor del hombre honrado, Salmos 34:17 ) ante lo que estamos viviendo. Hemos sido testigos de cómo en estos tiempos de crisis el amor por el prójimo es concreto y genuino, como lo afirmó Jesús claramente en Juan 13:35 (Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos). También como ante tanta necesidad, hemos visto como bondadosamente el hombre le ha extendido la mano al caído (Levítico 25: 35-37 ) y como familias crean cadenas de oración y se aferran a la fe de Dios y piden por la sanación de los afectados por la pandemia (Santiago 1:12). La unión del pueblo cristiano es pieza clave cuando se trata de trabajar colectivamente.

En nuestro hogar la familia ha utilizado los medios sociales para continuar congregándonos de manera virtual con nuestra iglesia (porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos, Mateo 18:20 ) y así poder demostrarles a nuestros hijos (que se encuentran en la etapa de la adolescencia) que, aunque exista un distanciamiento social y vivamos tiempos difíciles, no hay porqué dejar de congregarse. Aun cuando confiamos en Dios en todo momento y sabemos que Dios está en nosotros (Isaías 41:10 ) no hemos parado de agradecerle por cuidar de nosotros como lo menciona el Salmo 121 (El Señor es tu protector). También, como cristianos, educadores y líderes de nuestra familia le mostramos a nuestros hijos la importancia de orar por los contagiados con el virus del Covid-19, aunque no hayamos tenido la oportunidad de haberlos conocidos.

Científicos afirman que los grandes asesinos de la historia son las bacterias y los virus, sin embargo, Dios le ha demostrado a su pueblo que los más grandes asesinos son vencidos con la oración y el poder de Cristo. Por este motivo les exhortamos a que junto a su familia reviva su lado guerrero y reafirme al mundo que cuando confiamos en Dios su pueblo es victorioso ante las más difíciles batallas.

Le exhortamos que como Guerreros de Cristo continuemos orando sin cesar por los trabajadores del cuidado de la salud, los jóvenes, los enfermos, los ancianos, las comunidades, el gobierno local y federal, entre otros tantos que también necesitan de nuestras oraciones… ¡Infinitas bendiciones!

“Recuerda que en las batallas no estás solo,
Dios va delante de ti»

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