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Jóvenes con un Verdadero Compromiso con Dios
Alejandra N. Valentín Romero
Versículo clave: Mateo 16:24
- “ Entonces Jesús dijo a sus discípulos: si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”
La falta de compromiso es nuestro peor enemigo
Muchas veces como jóvenes cristianos, deseamos vivir la vida conforme a nuestros propios deseos y conformidades. Uno de los problemas más vistos en estos tiempos en jóvenes es la falta de compromiso para servir a Dios con todo el anhelo y fidelidad, el cual nos lleva a menguar en nuestra vida espiritual.
Por definición, el compromiso es una responsabilidad contraída por medio de un acuerdo, un pacto o una promesa. En salmos 103: 17-18 dice:
- “Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus preceptos para ponerlos por obra”.
¿Cómo podemos aplicar el compromiso en nuestras vidas?
Un pequeño ejemplo que podemos aplicar en nuestro diaria vivir es el compromiso que tenemos con nuestros padres, familiares cercanos y con nosotros mismos, de sacar buenas calificaciones en la escuela o universidad. Nosotros nos esforzamos para cumplir con ese compromiso; porque de los contrarios, si no nos esforzamos, es imposible obtener un resultado positivo. Es imposible recibir una recompensa positiva, de un trabajo que no hemos realizado.
Hay jóvenes que son emocionales o momentáneos; quizás cuando Dios habla a través de su palabra, toman la decisión de seguir su voluntad planificando e imaginándose la gran victoria que obtendrán al final; pero cuando empiezan las dificultades y los obstáculos a surgir en medio del camino, dejan ese compromiso a un lado y olvidan esa victoria que Dios ha prometido.
Muchas veces anhelamos servir a Dios con nuestras propias comodidades. Queremos que nos den participación en a iglesia y en los servicios, queremos grandes ministerios, pero no queremos pagar el precio de entregar nuestro tiempo, nuestras vidas nuestra propia voluntad.
Historia del joven rico
Mateo 19: 16- 30, NVI
16 Sucedió que un hombre se acercó a Jesús y le preguntó:
—Maestro, ¿qué es lo bueno que debo hacer para obtener la vida eterna?
17 —¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno?—respondió Jesús—. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos.
18 — ¿Cuáles? —preguntó el hombre.
Contestó Jesús:
—“No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, 19 honra a tu padre y a tu madre” y “ama a tu prójimo como a ti mismo”
20 —Todos esos los he cumplido —dijo el joven—. ¿Qué más me falta?
21 —Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
22 Cuando el joven oyó esto, se fue triste, porque tenía muchas riquezas.
23 —Les aseguro —comentó Jesús a sus discípulos— que es difícil para un rico entrar en el reino de los cielos. 24 De hecho, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.
25 Al oír esto, los discípulos quedaron desconcertados y decían:
—En ese caso, ¿quién podrá salvarse?
26 —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, más para Dios todo es posible.
27 — ¡Mira, nosotros lo hemos dejado todo por seguirte! —Le reclamó Pedro—. ¿Y qué ganamos con eso?
28 —Les aseguro —respondió Jesús— que en la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido se sentarán también en doce tronos para gobernar a las doce tribus de Israel. 29 Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. 30 Pero muchos de los primeros serán últimos, y muchos de los últimos serán primeros.
A medida que vamos leyendo esta historia, podemos ver como el joven rico decide no ser salvo, solo por no entregar sus riquezas, siendo algo material y momentáneo. El no tuvo la revelación para poder ver el propósito que Dios tenia para con él. ¿Y tú, la tienes?
Además de este tipo de historias, donde las personas no pudieron pagar el precio; también la Biblia nos muestra un sin número de historias sobre hombres y mujeres conformes al corazón de Dios, que si estuvieron dispuestos a dar lo que sea; así como lo es David.
David y su compromiso con Dios
Un claro ejemplo se muestra en la historia de David (1 Samuel 16). Este era un joven que dirigía un rebaño de ovejas para su padre, y terminó siendo usado por Dios grandemente.
El rey Saúl, quien había sido rey antes que David, era un hombre talentoso y ungido como rey; pero él quitó su mirada del Señor, y de igual manera le fue arrebatada su bendición. Por otro lado, David quien era solitario y menospreciado por su familia, decidió entregar su vida al Señor de todo corazón, adorándole y glorificándole en intimidad. Al Dios ver el corazón de David, decidió utilizarlo para liberar al pueblo de Israel, matando a Goliat (1 Samuel 17). Tiempo más tarde, David pasa a ser rey de Israel, muestra de que Dos lo recompensaba por su fidelidad, lealtad y compromiso.
Hoy día, vemos jóvenes muy talentosos y con grandes llamados como David, pero a diferencia de él, estos no quieren pagar el precio del compromiso. Recuerda que Jesús nos dijo en Mateo 16: 24, que todo aquel que quisiera ser su discípulo, se negara a sí mismo, tomara su cruz y lo siguiera.
¿Estás dispuesto tú a tener ese compromiso con Dios?, o ¿vas a dejarlo todo perder por placeres momentáneos como el joven rico?
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