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La Actitud Correcta

La Actitud Correcta
 Nilsa Santiago Castro

Nilsa Santiago Castro

«Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?»

Lucas 17:17

Cuenta la historia en Lucas 17: 11-19, que Jesús pasaba por Samaria y Galilea, al entrar en una aldea, le salieron al encuentro 10 hombres los cuales tenían una necesidad.  Estos hombres sufrían de una enfermedad llamada Lepra.

Estos hombres vivían alejados de la sociedad y de sus familias en cuevas y desamparados, fuera del mundo de los sanos. Era la enfermedad más terrible puesto que entonces era incurable.  El enfermo de lepra andaba con la ropa rasgada y el pelo desordenado, caminaba por los caminos con su campanilla para avisar de su presencia y gritando “impuro, impuro” alertando a otros de su enfermedad.

Pero estos 10 hombres al ver a Jesús, alzaron sus voces de lejos dejándole saber que ellos estaban allí y que tenían una necesidad.

 Lucas 17:13 

y alzaron la voz, diciendo:

¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!

Ellos clamaron, Jesús los vio y ellos recibieron la contestación a sus ruegos- mientras iban caminando, todos fueron sanados.

 Lucas 17:14 

Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.

Todos tenían la misma necesidad, todos clamaron, y todos fueron limpiados, pero solo uno fue agradecido.

 Lucas 17: 15-16 

Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,  16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.

Me llama la atención que la Biblia especifica que el hombre que volvió era samaritano, por lo tanto, era extranjero; no era del pueblo de Israel.  En los tiempos de Jesús, los samaritanos y los judíos tenían una relación bastante complicada.  No se hablaba entre sí, tanto así que para los judíos las personas samaritanas eran consideradas con desprecio y odio.

 Mas, sin embargo, este samaritano fue el único que tuvo una actitud correcta, fue el único que fue agradecido.  Cuando se vio limpio, regresó dando testimonio a gran voz y se humilló en forma de reverencia delante de Jesús y reconoció que fue sanado por Él.

 ¿Pero cuántos fueron sanados?  ¿Qué pasó con los demás?

¿Dónde están?

 La historia cuenta que eran 10 hombres, los 10 tenían una necesidad, todos fueron sanados, pero solo uno volvió a agradecer a Dios por el milagro hecho a su favor. 

 Lucas 17:17-18 

Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?

 ¿Fue la actitud de los 9 hombres que no volvieron la correcta?  Ellos también tenían una razón poderosa por la cual estar agradecidos.  Ahora podían volver a ser parte de la sociedad y regresar a su familia sin ningún temor de enfermarlos, pero ningún sintió el deseo en su corazón de volver para glorificar a Dios a gran voz por su milagro.

 Solo un hombre tuvo el sentir de regresar y postrarse dándole gracias a Dios por su milagro.  Jesús viendo la actitud de este hombre le dice:

 Lucas 17:19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Ahora les hago esta pregunta, ¿Cuál debe ser la actitud correcta?  Cuando tienes una necesidad y clamas a Dios por ayuda y Dios te contesta; ¿qué haces? Vuelves, te postras y das gracias, o simplemente sigues tu camino como si nada pensando que merecías ser sanado y no tienes que dar gracias a Dios.

Pidámosle a Dios que siempre tengamos la actitud correcta.  Que el deseo de nuestro corazón sea volver para glorificar a Dios.  Cuando veamos la mano de Dios actuar a nuestro favor seamos agradecidos, no importa que lo que nos pase, sea bueno o malo.

 Bendiciones. 

¡Dios es siempre bueno!  

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Nilsa Santiago Castro

Sobre la autora: Nilsa Santiago Castro

Nací en Mayagüez, Puerto Rico. Soy miembro de la Iglesia Evangélica Neo-Testamentaria de la Urb. Quinto Centenario del Pueblo de Mayagüez. Actualmente soy Diaconisa y Secretaria de nuestra congregación. Amo a Dios sobre toda las cosas porque reconozco que sin Él nada soy y nada tengo. Versículos Guía: Salmo 103: 1-2 1Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. 2 Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.

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