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La Disciplina, Un Acto De Enseñanza Sin Caer En La Destrucción

La disciplina un acto de enseñanza
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Yadira Campis & Jaime Medina

“Disciplina a tu hijo mientras hay esperanza,Pero no desee tu alma causarle la muerte”. 
– Proverbios 19:18 NBLA
Uno de los roles más difíciles que tiene que enfrentar un padre es el castigar a sus hijos. Proverbio 19: 18 dice Disciplina a tu hijo mientras hay esperanza, pero no desee tu alma causarle la muerte. La vida está llena de precipicios y abismos morales, que no son solamente peligros físicos para nuestros hijos. Son peligros que tienen consecuencias eternas y nosotros, como padres, tenemos la responsabilidad de disciplinar, instruir y reprender a nuestros herederos.
Disciplina… Corrige… Castiga a tu hijo mientras hay esperanza:
Es de suma importancia que comprendamos que la disciplina o el acto de enseñar el camino correcto a nuestros hijos debe comenzar desde los primeros años de desarrollo del niño o la niña. La edad y las circunstancias limitan la oportunidad de un entrenamiento efectivo, por lo que debe hacerse mientras haya esperanza para poder corregirlos. Puede llegar el momento en que desees haber hecho mucho más para reprender a tu hijo o hija. Es mejor no esperar hasta que sea demasiado tarde.
Mas no se apresure tu alma para destruirlo:
Corregir, disciplinar, amonestar no son sinónimos de castigos brutales. Castiguemos a nuestros hijos, pero no destruyamos sus vidas. Muchos padres traen mucha destrucción a la vida de sus hijos por negligencia. Evite el abuso. Esta negligencia también pude ser expresada mediante castigo verbal.  Este tipo de castigo afecta directamente el aspecto emocional.  No podemos ignorar que el castigo o maltrato verbal, en muchas ocasiones, puede ser igual o hasta más dañino que un castigo físico. Este tipo de disciplina puede marcar y afectar a nuestros hijos de por vida.
La disciplina en el hogar debe siempre estar en correcto equilibrio con el amor. Disciplinar es amar. Los hijos deben comprender que cada una de las reglas, enseñanzas del hogar, las cosas que se le prohíben y/o se les permiten, les ayudarán a ser ciudadanos de bien. Todo es resultado de un amor filial.
Corregir es cumplir con nuestras responsabilidades como padre o madre. En esa faena no estamos solos. Dios nos dio a nuestros hijos como un regalo de amor, y siempre permanecerá a nuestro lado para orientarnos sobre la educación correcta de los mismos.  Nuestro amor no es menor porque diciplinamos, por lo contrario, esta disciplina es equivalente a un amor incalculable.
Oremos, Padre nuestro que estas en los cielos, te ruego que me muestres día a día como debo de hacer las cosas correctamente en mi vida y en mi hogar como mi familia. Lléname de tu sabiduría y guíame en todo momento para poder corregir a mis hijos sabiamente y así ellos puedan ser personas de bien en la sociedad. Permíteme también que yo pueda ser de ejemplo para ellos en todo momento, todo te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.
Bendiciones y recuerda disciplina a tu hijo mientras hay esperanza; si no lo haces, le arruinarás la vida (NBV).
“Es mucho mejor que el niño llore bajo una sana corrección que el que los padres más tarde lloren bajo el fruto amargo que ellos mismos originaron por una disciplina descuidada.”

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