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La Envidia; Una Declaración De Inferioridad

La envidia; una declaración de inferioridad
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Yadira Campis & Jaime Medina

«La mente tranquila es vida para el cuerpo, pero la envidia corroe hasta los huesos.»
– Proverbios 14:30 DHH
Vivimos en un mundo plagado de gente ambiciosa. En ocasiones esto provoca que los seres humanos deseen ser lo que otro es, tener lo que otro tiene o hasta pensar que el otro no merece lo que tiene. Un mundo donde las personas con autoestima baja han desarrollado un sentimiento de inferioridad que los lleva a experimentar lo que llamamos la envidia. Un corazón envidioso no goza de paz ni felicidad. En fin, la envidia es un sentimiento peligroso que puede ser altamente destructivo. Es un veneno traído al mundo por Satanás. 
“La envidia es mala, mata el alma y la envenena”, es un refrán muy conocido. Cuando la envidia y los celos corroen el alma los resultados son fatales. 
La envidia es uno de los 7 pecados que se mencionan en las sagradas escrituras.  Estas nos enseñan a no dejar que ninguno de los pecados tome control de nuestras vidas. Nos enseña que la envidia carcome hasta los huesos (Proverbios 14:30). Esto nos muestra el nivel de profundidad que puede penetrar la envidia en nuestros corazones. La envida trae desorden y toda clase de maldad (Santiago 3:16).
La Biblia también nos muestra lo que muchas personas llegaron hacer por envidia…
  • La tierra se tragó a Coré como consecuencia de la envidia que tuvo por Moisés (Números 16)
  • Saúl fue asesinado a causa de la envidia que sintió por David (1 Samuel 18)
  • Hasta el asesinato de Jesús es un ejemplo de la envidia que sintieron los lideres religiosos de aquellos tiempos.
Pero, el ejemplo más claro de envidia lo vemos en el caso de los hermanos, Caín y Abel. Génesis 4: 1-8 explica como Caín mató a su hermano Abel, por causa de la envidia. 
Como padres, es de suma importancia inculcar en nuestros hijos el valor del compartir, de aceptar la felicidad del prójimo y alegrarnos del éxito de otros. Pero sobre todo a estar satisfechos con todo lo que Dios nos ha dado y celebrar nuestras bendiciones
Si ponemos nuestra mirada en lo bendecido que hemos sido, dejaremos de mirar a nuestro alrededor y compararnos con lo que otros tienen. No permitas que la envidia te impida apreciar lo que el Señor te ha regalado y le ha regalado a los demás. 
Oremos, Señor abro mi corazón para que lo limpies de toda maldad que pueda ser causada por la envidia. Pido perdón si en algún momento experimenté este sentimiento y te suplico que mantengas en mí un corazón limpio y puro que se alegra de lo que soy y lo que tengo. A su vez te pido que me protejas de cualquier envidia de otros que me pueda perjudicar a mí y a mi familia, te lo pido en el nombre de Cristo Jesús, Amén.

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