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La Seguridad del Creyente
Sandra Quiñones Barriera
El Señor es mi luz y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer?
– Salmos 27:1
Salmos 27 (NTV) Salmo de David.
1
El Señor es mi luz y mi salvación,
entonces ¿por qué habría de temer?
El Señor es mi fortaleza y me protege del peligro,
entonces ¿por qué habría de temblar?
2
Cuando los malvados vengan a devorarme,
cuando mis enemigos y adversarios me ataquen,
tropezarán y caerán.
3
Aunque un ejército poderoso me rodee,
mi corazón no temerá.
Aunque me ataquen,
permaneceré confiado.
¡Qué satisfacción tan grande tiene aquel que le sirve a Dios y conoce su poderío y grandeza!
El rey David, a quien se le atribuye este Salmo, conocía lo que era ser asediado por sus enemigos. Conocía el peligro, particularmente porque en una ocasión se posicionó frente a un gran gigante llamado Goliat y lejos de escuchar sus burlas, tomó ese tiempo para escoger la piedra con que lo iba a derribar.
Analiza tu vida y piensa por un momento en el atraso que trae consigo la distracción. ¿Estás enfocado ejerciendo lo que Dios te llamó a hacer? o, ¿andas distraído escuchando los ataques de tu enemigo? Es conocido que las intenciones del enemigo es devorarte, comer tus carnes. Pero, es aún más cierto, que tenemos un Dios que pelea nuestras batallas y hace cobertura para que podamos salir ilesos de nuestra situación.
Hay un acto de afirmación en estos versículos que debemos comenzar a practicar. Ese acto es la FE. Pablo en el libro a los Hebreos también lo señaló:
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1
Es justo, por la fe, que el salmista declara que estará tranquilo, que su corazón permanecerá calmado y que no perderá su confianza.
¿Podremos nosotros en este tiempo, declarar que estaremos tranquilos?
¿Le diremos a nuestro corazón que se calme?
¿Podrá nuestra confianza en Dios permanecer a través de toda circunstancia adversa?
En estos pasajes podemos notar que David se está hablando a Él mismo. Es Él quien se está convenciendo que no hay porque temer, porque Dios es su fortaleza, luz y salvación.
Este es un tiempo donde tendrás que proclamar al Dios que ha prometido ser tu fortaleza. El que te habló de salvación y de ser tu luz en la oscuridad. El Dios que calma la tempestad, incluyendo las de la mente y el corazón.
Clama al Dios restaurador, al Dios de paz, al Dios proveedor, al Dios sanador.
Clama al Dios que cuando tus enemigos vengan a devorarte tropezaran y caerán.
No temas, pon tu confianza en Dios y Él hará.
La seguridad del creyente tiene que estar cimentada en Dios. Nada ni nadie nos puede dar garantías para el futuro como lo hace nuestro Dios. Ni el dinero, el hombre, propiedades, conocimiento, absolutamente nada nos garantiza la salvación. Solo Dios en su inmensa misericordia nos bendice de dia en dia con su protección y cuidados.
Enfoquémonos en tomar la piedra adecuada. Pon tu confianza y seguridad en las manos de Dios y observa cómo Él derriba a tus adversarios.
Confía. Declara a tu mente y corazón, como el Salmista
El Señor es mi luz y mi salvación,
entonces ¿por qué habría de temer?
El Señor es mi fortaleza y me protege del peligro,
entonces ¿por qué habría de temblar?
Reflexión Recomendada: Mi Dios, un Dios de Paz
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