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Por la Vía Dolorosa
Sandra Quiñones Barriera
… «Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí.”
– Jeremías 31:3b
Estamos conmemorando la semana mayor; la Semana Santa en el cristianismo. Este es un tiempo muy bueno para meditar y analizar el sacrificio que hizo Jesús en la cruz del Calvario para salvar tu vida y la mía; todo por amor. Cómo lee la palabra de Dios en el libro de Jeremías:
“Hace tiempo el Señor le dijo a Israel: Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí.” Jeremías 31:3
Fue precisamente ese amor eterno, extenso y prolongado el que lo llevó a la cruz del Calvario por una vía sumamente dolorosa, pero lo hizo por amor a ti y a mí.
La primera vez que escuche el himno de la vía dolorosa, hace muchos años, fue en la voz de Teresita Leblanc. Ese himno conmovió todo mi ser. Aún recuerdo el impacto que me causó entender el gran sacrificio de amor que hizo Dios por mí, el cual se explica en esa alabanza. Toda una vía de dolor y sacrificio. Lo más increíble es que lo hizo, sin yo merecerlo.
Lamentablemente, vivimos una época tradicionalista donde se cree que el sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario es para recordarlo solo en Semana Santa. Incluso algunos piensan que con no comer carne esta semana es suficiente para agradecer tan maravilloso sacrificio.
¡Cuán equivocados están!
El único modo de agradecer ese sacrificio tan grande es con:
… una vida plenamente consagrada a Dios y a su voluntad.
… una vida de alabanza y cántico nuevo.
… una vida dedicada a escuchar con atención la voz de Dios para llegar a conocer su voluntad que es buena, agradable y perfecta.
Separar esta semana para agradecer a Dios es algo completamente necesario, pero no es lo único. Dios está demandando una relación estrecha con Él. ¿Para qué? Para darnos experiencias sobrenaturales, de bendición, milagros y prodigios tal como los hiciera Jesús en el tiempo que estuvo físicamente con nosotros. Será un trato íntimo.
¡Será un trato del día a día!
No buscar estar en esta relación sería menospreciar el sacrificio y el transitar de Jesús por la vía dolorosa.
Juan 4:23 dice: “Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que lo adoren.”
El sacrificio de la cruz demanda un cambio radical en nuestras vidas. Como parte de la relación íntima debe haber una adoración continua. No es un asunto de ser dirigidos por otros a la adoración. Es una adoración que como olor fragante sale de nuestro ser y llega a la presencia de Dios con honestidad, amor, sacrificio y humildad; reconociéndolo en todos nuestros caminos.
De este modo comenzaremos a relacionarnos y a agradecer con nuestra vida el sacrificio de la muerte de cruz de nuestro Salvador; una muerte que fue por ti y por mí. Una muerte que Él no merecía. Pudo negarse, pero ahí estaba su amor desplegado en aquella cruz, derramando hasta la última gota de sangre para que gozáramos de una salvación eterna.
Este no debe ser un año más. Este año debe ser una nueva oportunidad para vivir completamente agradecidos de ese amor inmensurable, que al igual que en la cruz del Calvario te extiende sus brazos y te recuerda que fue un acto de amor. Inigualable amor que hoy a través del libro de Apocalipsis te recuerda que hay oportunidad de vida y vida en abundancia.
Apocalipsis 3:20 He aquí, que yo estoy parado a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz, y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Reflexión Recomendada: Las Puertas se Abren
Te invito a que medites en la letra de esta canción : https://music.youtube.com/watch?v=4Y5EXBSBnkY&feature=share
Bendiciones
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