Moraima De Hoyos Ruperto
“Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová. “
(Sal. 40:3)
Durante la época de Navidad celebramos la Natividad. Natividad significa «que nace – nacido«. La natividad representa la noche del nacimiento de Jesús. Como costumbre aprovechamos este tiempo para preparar comidas, tener tiempo de compartir con familiares y amigos, que quizás vemos solo durante estas fiestas.
Pero, al ver tanto «jolgorio» me hizo meditar si de verdad entendemos la razón de la celebración o igualmente es para nosotros solamente parte de la cultura de fiestas, días libres de trabajo, comelonas y compartir de familia que tan bueno son y tanto nos gusta.
Lo más importante de la natividad es su mensaje al mundo: ya que nuestro pecado requería un sacrificio perfecto ante un Dios santo y justo. Por ello, nuestro Padre Celestial envió a su propio Hijo a la tierra como un hombre para que él pudiese convertirse en ese sacrificio (Juan 3:16). El niño que nació de María y fue puesto en un pesebre un día crecería para morir en una cruz y resucitó para que cada persona que crea en Él pueda recibir perdón por el pecado y la eternidad en el cielo (1 Pedro 1: 3)”.
No son las fiestas la razón. La razón es la celebración del milagro más grande ocurrido en la humanidad. Y más aún en nuestros corazones. Te invito a que la época no sea una de simples tradiciones y costumbres. Que las fiestas sean el reflejo de un corazón agradecido por el milagro de la natividad.
“Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová. “(Sal. 40:3)
Hoy te invito a que celebres la verdadera Navidad. Que cada fiesta, comida, compartir refleje tu agradecimiento a Dios por el milagro de Jesucristo. Al fin y al cabo, Él es la razón de celebración. Él es la razón de la navidad. Él es la razón de las fiestas.
¡Bendiciones!