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Las Marcas de Cristo

marcas de Cristo
Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto

Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto

“llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.”
– 2 Corintios 4:10
Hace unas semanas no me sentía bien de salud por lo cual tuve que visitar un hospital. En el proceso de revisión me pusieron un suero el cual al quitármelo me dejó una marca negra en el brazo. Si, eso que llamamos un moretón. La verdad es que al pasar de los días me sentía mejor, pero cada vez  que veía el moretón me acordaba de la noche que me sentía mal. Incluso al pasar los días, cuando mi mamá me vio,  supo los  detalles del evento que aún le había explicado.  
Esta situación me hizo pensar sobre lo que la palabra de Dios habla de llevar la marcas de Cristo en nosotros.  
“llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.” 2 Corintios 4:10 
Sé que la palabra de Dios no se refiere a una marca física, cómo puede ser un tatuaje. La palabra se refiere a que en nuestro actos, palabras y acciones mostremos la vida y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.   
Esta marca tiene que ser tan real, que cada vez que nos miremos, debemos ver a Cristo en nuestras vidas.  
Esta marca tiene que ser tan verdadera, que cada vez que nos miremos, debemos vernos como Cristo nos ve. 
Esta marca tiene que ser tan visible, que cada vez que alguien nos mire, debe ver a Cristo en nosotros.  
La marca de Cristo en nuestra vida debe ser profunda, pero a la vez palpable. Tan palpable que cada día nos ayude a recordar el gran precio que Dios pagó por nosotros. Tan palpable que nos ayude a mostrar a Cristo a todos los que nos rodean; como dice 2da Corintios 3:2-3.
“La única carta de recomendación que necesitamos son ustedes mismos. Sus vidas son una carta escrita en nuestro corazón; todos pueden leerla y reconocer el buen trabajo que hicimos entre ustedes. Es evidente que son una carta de Cristo que muestra el resultado de nuestro ministerio entre ustedes. Esta «carta» no está escrita con pluma y tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente. No está tallada en tablas de piedra, sino en corazones humanos.”

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