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Los Enemigos Del Cristianismo


Yadira Campis & Jaime Medina
«Yo sé que mis deseos egoístas no me permiten hacer lo bueno, pues aunque quiero hacerlo, no puedo hacerlo»
– Romanos 7:18
Hace un tiempo durante un estudio bíblico aprendimos “que nuestro enemigo interno somos nosotros mismos”. Ese mensaje quedó guardado en mi mente, y decidí escudriñar un poco más sobre los enemigos que nos rodean como cristianos. Vivimos en un mundo de conflictos tanto espirituales como terrenales. En otras palabras, siempre habrá algo que se interponga en nuestra relación con Dios. Algo que nos haga poner en duda nuestra fe.
A continuación, los enemigos internos y externos que más acechan nuestras vidas como creyentes:
EL MUNDO, es uno de los enemigos externo que vive en guerra con la mente espiritual del creyente. Amigo lector, aunque vivamos en el mundo eso no significa que hay que vivir como el mundo. 1 Juan 2:15-17 nos incita 15 No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida[a], no proviene del Padre, sino del mundo. 17 El mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Lamentablemente vivimos en un mundo donde Dios es negado por unos y olvidado por otros.
SATANAS, EL DIABLO, LUCIFER, EL DEMONIO, o como quieran llamarle, es otro de los enemigos externos. Fue un ángel creado por Dios que se reveló y se convirtió en su enemigo, y de esta manera también es enemigo y oponente de aquellos que siguen a Dios. El diablo trató infructuosamente de tentar a Cristo y al no conseguirlo está concentrado en sus seguidores. Él vino a robar, matar y destruir (Juan 10:10). Su final será el infierno junto con todos aquellos que le siguen, pero su intención es aprovecharse de la debilidad espiritual de los que están con Dios y hacen lo correcto, tentándolos para así arrastrarlos con él.
UNO MISMO o también conocido como el enemigo interno. “…pues aunque tengo el deseo de hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo” (Romanos 7:18). Es como el deseo que tengo de hacerlo, pero no puedo, y todo se convierte en un campo de batalla entre el espíritu, cuerpo y la mente del creyente. Si el Espíritu Santo vive en ti, debes vivir para agradar al Señor y no a ti mismo.
La Palabra de Dios nos enseña que siempre habrá una lucha que estará presente en la vida de los hijos de Dios. Estos enemigos se combinan para quebrantar nuestra fe, vencer nuestras creencias, y frustrar los planes y el propósito del Señor en nuestras vidas. La única manera de poder salir airosos de cualquier batalla contra nuestros enemigos es poniéndonos bajo la dirección del Espíritu Santo y orar, siempre orar pues eternamente seremos objeto de tentación por parte del demonio, del mundo o nosotros mismos... Bendiciones
Reflexión Recomendada: La Envidia; Una Declaración De Inferioridad
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