Moraima De Hoyos Ruperto
"Es tal la angustia que me invade, que me siento morir"
(Mateo 26:38 (NVI)
¿Cuántas veces tenemos situaciones en nuestra vida que nos hace sentir que estamos muriendo? La angustia puede ser tan grande que sintamos que no podemos con ella.
Es bueno saber que Jesucristo, nuestro Dios y modelo, sabe lo que estamos pasando. No porque se lo hayan contado, sino porque lo vivió en carne propia.
Mateo 26:37-39 (NVI) relata ese momento:
37 Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y angustiado. 38 «Es tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».
39 Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo.Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».
Así que ciertamente no estamos exentos de sentirnos que estamos muriendo por situaciones fuertes, dolorosas y angustiosas en nuestra vida.
Sin embargo, estamos llamados a seguir nuestro modelo qué fue Jesucristo. Nos toca orar intensamente y hasta hacer vigilia de oración con algunos hermanos amados e intercesores.
Pero, finalmente nuestra oración debe ser:
«Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo.Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
Esto es: Señor hágase tu voluntad, aún a pesar de mi angustia y mi dolor. Señor, que tu propósito se cumpla.
Nosotros por nuestra humanidad y entendimiento limitado, podemos no comprender o creer que lo mejor puede estar sucediendo en medio de una situación que puede ser muy dolorosa. Pero Dios qué ve y sabe todo tiene un plan perfecto para bendecirnos y glorificarse aun en medio de esos momentos difíciles.
Refugiémonos en el Señor en el momento de la angustia y pidámosle que su propósito sea cumplido; Sí y Amén.
No olvides qué ese momento de angustia de Jesucristo y su muerte, fue la que nos dio vida y vida eterna. Ante el análisis humano esto puede ser poco comprensible. Pero ante Dios, fue el cumplimiento de un plan perfecto.
Como humanos,podemos sentirnos morir. En ese momento debemos ir delante de nuestro Padre Celestial y derramar nuestro corazón ante Él. Él nos puede entender. Pero, confiemos que el plan de Dios aún en medio de nuestro dolor será perfecto.
¡Bendiciones!