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No Desprecies el Hermano que Dios te Regalo

Hermanos de DIos
Yadira Campis & Jaime Medina

Yadira Campis & Jaime Medina

«¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía!»
– Salmo 133:1 NTV
Los cristianos tienen la bendición de contar con diversos hermanos.  Existen hermanos que comparten un lazo sanguíneo, mejor conocidos como los hermanos de sangre, y además están los hermanos en Cristo. Se le llaman hermanos de sangre a aquellas personas que ostentan los mismos padres o uno de ellos, ya sea el padre o la madre. Los hermanos en Cristo son los creyentes (aunque de diferentes culturas y nacionalidades) que por obediencia al evangelio son salvos y se convierten en hijos de Dios, por lo tanto, tienen un mismo Padre y Señor. Como se mencionó anteriormente es una bendición contar con dos clases de hermanos, pero hoy nos queremos dirigir especialmente a la relación de los hermanos en sangre. 
Que hermoso es cuando en una familia los hermanos se tratan con amabilidad, respeto y amor.  Que divino es cuando aprenden a vivir en unión y paz. El Salmo 133:1 explica como Dios quiere que los hermanos vivan en armonía y que se amen entre ellos. En cambio, ese mandato no siempre existe en todas las familias. Hemos sido testigos de cómo hermanos se pelean y viven en guerra por años. La rivalidad entre hermanos es algo que ha existido desde los tiempos de Jehová. En la biblia se mencionan varias rivalidades entre hermanos de sangre. Por ejemplo, mencionemos a los hermanos Caín y Abel, por ser una de las más impresionantes (Génesis 4:1-16). Una rivalidad proveniente del egoísmo, los celos y el favoritismo de sus padres Adán y Eva.  Es normal que todos los hermanos y/o hermanas discutan o tengan discrepancias entre ellos. La realidad es que los hermanos no tienen que estar de acuerdo en todo, pero es el trabajo de los padres, educar y moldear a sus hijos para evitar que esas diferencias se conviertan en guerras o situaciones mayores. Todo padre tiene la responsabilidad de educar a sus hijos, desde su niñez, a que éstos se amen entre sí (aquel que no ama a su hermano, no es de Dios 1 Juan 3:10) se respeten mutuamente, y se pidan perdón el uno al otro cuando se lastimen. 
Cuando Dios dijo amar a nuestro prójimo (Mateo 22:39) se refería a todo ser humano cerca nuestro, incluyendo a nuestros hermanos, en todo momento, en todo lugar. Los hermanos, son esos amigos, con quienes has vivido y experimentado muchísimas cosas juntos tales como: tristezas, enojos, alegrías, vergüenzas y risas, sin olvidar que comparten los mismos padres. 
Te imploramos que, si existe alguna rivalidad entre tú y tu hermano, hoy sea el día de quitarse toda amargura, enojo, ira y malicia entre ustedes (Efesios 4:31-32). Llegó el momento de orar y pedirle al Señor que les permita crear un ambiente propicio donde puedan sentarse como adultos, dispuestos a manejar sus emociones y prepararlos a resolver todo tipo de conflictos existentes… ¡Dios los bendiga!
Recuérdalo siempre tu hermano(a) será siempre tu primer mejor amigo

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