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Nuestro Mayor Legado

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Yadira Campis & Jaime Medina

Yadira Campis & Jaime Medina

El otro día conversando con nuestros hijos les hablábamos de la importancia de dejar un legado y rápidamente percibimos que ellos no comprendían de lo que les estábamos hablando. Comenzamos explicándole el significado de la palabra legado utilizando ejemplos de nuestro diario vivir. Les explicábamos que el legado comienza en el corazón de los creyentes, reconociendo las necesidades del mundo. Tan pronto ellos entendieron el concepto, les manifestamos la importancia de dejar un legado y como ellos podrían hacer la diferencia como jóvenes cristianos. Para muchos individuos un legado es malinterpretado particularmente con obtención de un bien material o herencia. La herencia (bienes materiales) puede ser importante para muchas personas, pues es el sacrificio de toda una vida para pasarla a la siguiente generación. En el caso de los padres es el deseo de dejarles una mejor vida a sus hijos, pero en este caso en particular no nos estábamos refiriendo a un legado material o financiero. Nos referíamos a algo más valioso, el Legado de la Fe Cristiana. Es nuestra responsabilidad como padres instruir a nuestros hijos de acuerdo con lo enseñado en las escrituras.  Por lo tanto, cuando sean adultos y tengan la oportunidad de tomar decisiones propias, las mismas serán basadas en la enseñanza cristiana que recibieron. Al final del camino ellos entenderán lo importante que es para un padre dejar el Legado de la Fe Cristiana a sus próximas generaciones.

En la Biblia podemos observar varios ejemplos de líderes que nos dejaron legados maravillosos. Nos habla de cómo Nehemías compartió su conocimiento al coordinar y dirigir la reconstrucción de las murallas de Jerusalén y como dirigió al pueblo aceptando el llamado de Dios (Nehemías 2: 17-18). Explica como David en el desierto transformó un grupo de 400 hombres en un ejército (1 Samuel 22: 1-2); y doce tribus independientes en una nación (2 Samuel 5:1-3). También, nos comparte como Pablo, de origen judío, nos ha dejado un legado de valentía cuando recibió amenazas de encarcelamiento (Hechos 20:23; 21:11) y muerte (Hechos 20:3; 23:12–14). Pablo que era conocido como el “apóstol de los gentiles” sostuvo la necesidad de predicar la fe entre todos los hombres tanto judíos (Hechos 23:1–10) como romanos (Hechos 24:21–26; 26:32; 28:30–31) y justifico la necesidad que el cristianismo no era propiamente judío. Pero el mayor legado nos lo dejó Jesús; el legado de liderazgo de servicio, generosidad e integridad.

El objetivo de dejar un legado eterno debe ser el seguirlo, vivirlo y compartirlo con las futuras generaciones. El desafío de hoy para usted lector que nos sigue es que examine y piense ¿Qué legado va a dejar a su próxima generación o familia? ¿Durará? ¿Será permanente y eterno? Es hora de dejar un legado que se rija por las leyes de Dios. Anímese, pues muchos te estarán observando, y un día te imitarán.  No temas, Dios te ayudará.  

“El mayor legado que uno puede transmitir a los hijos y nietos no es el dinero u otras cosas materiales acumuladas en la vida, sino más bien un legado de carácter y fe”

Billy Graham

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