Nuestro Padre es Luz
Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto
«Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? «
– Salmos 27:1
Terminé la reflexión del martes con el siguiente versículo:
Salmos 84:11
Porque sol y escudo es el SEÑOR Dios; gracia y gloria da el SEÑOR; nada bueno niega a los que andan en integridad.
Y deseo comenzar esta con Salmos 27:1
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
para afirmar en nuestros corazones que nuestro Dios es un Dios de luz y no de oscuridad.
Nuestro Dios es un Dios que hace desaparecer la oscuridad, tinieblas, neblina…todo aquello que oculte la verdad, justicia y amor. Jesús vino para eso:
El pueblo que habitaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido. (Mateo 4:16)
Porque como dice Juan 1:5
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Las tinieblas no pueden vencer la luz, porque la luz es Cristo.
Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12)
Y es la luz de Cristo la que tenemos que buscar para saber hacia dónde dirigirnos.
…El que camina en las tinieblas no sabe a dónde va. (Juan 12:35)
Como hijos de Cristo, somos hijos de luz. Por lo tanto, las tinieblas no pueden prevalecer sobre nuestras vidas. En esa fe debemos caminar.
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. (1 Pedro 2:9)
Bendiciones
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