Nuestro Peor Enemigo

Nuestro Peor Enemigo

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Nilsa Santiago Castro

«Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo,
como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar»
– 1 Pedro 5:8
La Biblia nos cuenta que el pueblo escogido de Dios tenía muchos enemigos. Enemigos que solo deseaban la destrucción del pueblo de Israel. También nosotros, los creyentes en Jesús, tenemos un enemigo que está dispuesto a todo para hacernos la vida imposible.
¿Qué significa tener un enemigo? Es una persona que tiene mala voluntad hacia otra y le desea o le hace mal. La Biblia nos enseña que un enemigo es alguien que tiene mala voluntad o que desea o causa daño, y puede incluir tanto a personas como a fuerzas espirituales que se oponen a la voluntad de Dios y al bienestar de los creyentes.
Las guerras y los conflictos eran constantes, y el pueblo de Dios sufrió mucho. Pero algunos de los problemas y conflictos que el pueblo de Dios afrontó fueron el resultado de su desobediencia a Dios. Dios los sacó de la esclavitud de Egipto y les prometió un lugar donde fluía leche y miel. Estuvieron errantes durante 40 años por sus murmuraciones y quejas. Un pueblo que vio y participó de tantos milagros y bendiciones se alejó de Dios.
El principal enemigo de los cristianos en la Biblia se llama Satanás, también conocido como el diablo. Al igual que el pueblo de Dios, nosotros los creyentes tenemos problemas y conflictos, pero también nos encontramos en la misma condición que ellos. Nos quejamos, murmuramos, no confiamos y, a veces, ponemos en duda el poder de Dios, su fidelidad y las promesas que Dios tiene para cada uno de sus hijos.
Tenemos un enemigo que hace lo que sea posible por destruirnos. Su propósito es mantenernos divididos y distraídos. No siempre le podemos echar la culpa al diablo por todo lo malo que nos pasa, hacemos, decimos o pensamos. Es nuestra responsabilidad buscar la guía y la dirección del Señor, orar por todo y leer la Biblia para poder vencer al enemigo que, muchas veces, es nuestro “YO”.
El “YO” es nuestro peor enemigo: nos ciega, nos hace insensatos, nos hace altaneros, nos hace pensar que no necesitamos a Dios, que por nuestras fuerzas lo podemos hacer todo. Dejamos que las emociones asociadas con el enemigo, como la ira, el odio, la frustración, la envidia, los celos, el miedo y la desconfianza, tomen el control de nuestras vidas y, como resultado, nos alejamos de Dios y le damos la espalda.
 
No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.
Romanos 12:21 NTV
 
Oración: Señor, que mi yo mengüe, para poder vencer a mi peor enemigo.

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