Karen Valoy
“Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.”
Lucas 2:9-11 (RV60)
Durante el mes de diciembre tenemos una celebración de tipo cultural. Es habitual que tanto nosotros como las personas a nuestro alrededor hagamos algún tipo de plan que gira en torno a “las navidades” como decimos coloquialmente. Ya sean actividades grandes o pequeñas, nuestra rutina usual se ve interrumpida por los días feriados. Obviamente, los que tenemos el privilegio de tener una relación con el Señor Jesucristo incluimos en nuestra agenda actividades devocionales, además de familiares y recreativas.
Sin embargo, para quienes pasan por algún tipo de dificultad o dolor este período puede ser especialmente triste. La añoranza de otro tiempo u otro lugar, de amigos y familiares que ya no están produce sentimientos de melancolía que pueden resultar ser muy profundos.
Hace ya años que falleció un familiar cercano, una persona significativa para mí. Aunque no sucedió cerca del mes de diciembre, mi familia y amigos temieron que la próxima Navidad sería difícil. También yo temí que eso sucediera. Sin embargo, fue una de esas ocasiones en que el Señor nos sorprendió. “Os doy nuevas de gran gozo” era el susurro del Espíritu Santo a mi espíritu. Ese año tuve un período navideño muy especial, lleno de gozo. No era la alegría que nos trae ver a seres queridos o dar un paseo, decorar la casa o dar y recibir regalos.
Era la visitación del Espíritu Santo dándome a entender la grandeza de la ocasión que estábamos conmemorando. ¡Wow!, el mismo Hijo de Dios había venido a habitar entre nosotros los seres humanos. Se hizo uno de nosotros, caminó por esta Tierra como uno de nosotros. Sentía en mi interior un gran asombro. Quería celebrarlo, lo celebré en mi corazón, fue tan especial. Una noche vi personas encender fuegos artificiales y pensé: “si entendieran lo que están celebrando prenderían muchos más”. 😊
Hasta ahora no he tenido una Navidad más especial que esa. Conmemoraba la llegada de mi Salvador junto a Él, estuve todo el tiempo con el homenajeado, el verdadero motivo, la verdadera Navidad. Esa experiencia no la cambiaría por nada.
“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”
Juan 1:9-12 (RV60).
La exhortación para este tiempo es a que el Señor Jesucristo sea la figura principal en nuestras fiestas.
¡Alabanzas a Jesús!