Home » Orfandad Familiar
Orfandad Familiar
Dra. Moraima De Hoyos-Ruperto
«Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!»»
– Romanos 8:15 (NVI)
Huérfanos se refiere a los hijos que tienen sus padres muertos. Este término se utiliza particularmente cuando es un niño que no tiene a sus padres. Pero, hoy yo te quiero hablar de la orfandad familiar. Me refiero por orfandad familiar a cuando los padres, aún vivos, abandonan a sus hijos o cuando los hijos abandonan a sus padres. Esto también puede incluir a otros familiares como lo son los abuelos, tíos y padrinos en muchos casos.
Dios nos formó en familia porque la familia es la base de la sociedad. Las relaciones entre los miembros de la familia son parte esencial del desarrollo de nosotros como individuos. Sin embargo, llegan momentos y situaciones dónde esas relaciones se pueden ver afectadas y puede venir con ello un espíritu de orfandad a tu vida. Cuando hablo de espíritu de orfandad me refiero a un sentimiento de abandono por un ser muy amado.
Dios no quiere que nos sintamos huérfanos o abandonados. Dios quiere que tengamos claro que él está con nosotros siempre; que no estamos solos y qué podemos ir confiadamente a sus brazos como padre nuestro qué es.
Romanos 8:15 (NVI)
“Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!»”
Para él es tan importante que nos sintamos protegidos y amados que aún en su lecho de muerte hizo muestra del cuidado que él tiene para sus amados.
“Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.” Juan 19:26-27
No permitas que el espíritu de orfandad tomé control de tu mente ni tu corazón. El espíritu de orfandad lo único que trae consigo es tristeza, dolor, ansiedad, miedos y otros sentimientos que no provienen de Dios.
Por el contrario, sigamos el consejo de Filipenses 4:8
“…Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.”
Bendiciones
Reflexión Recomendada: ¿De Quién Debo Temer?
Compártelo