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¿Quieres ser sano?


Maribel Malavé Morales
¿Qué me llevó a este tema?
Un día voy de camino a la iglesia y me detengo detrás de un camión de caja que tiene un escrito que dice:
«Llevando tu salud a donde quiera.»
Inmediatamente, el Espíritu Santo comenzó a ministrarme, y mientras esperaba la luz roja, empecé a escribir el tema de esta reflexión:
¿Quieres ser sano?
En Juan 5:6-7 vemos al paralítico de Betesda:
«Cuando Jesús lo vio acostado allí y supo que llevaba mucho
tiempo en aquella condición, le dijo: ¿Quieres ser sano?
Señor, le respondió el enfermo, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua, porque entretanto que yo voy, otro desciende antes que yo.»
No tengo duda de que este hombre quería ser sanado. Lo que me impacta es la pregunta de Jesús:
¿Quieres ser sano?
Como decía mi abuela: «¿A quién le amarga un dulce?» 😳
Yo me preguntaba: Pero, ¿por qué Jesús le hace esta pregunta a este hombre, conociendo que ese era su deseo?
Y como Dios habla, me dijo a mi espíritu:
«Es que YO pregunto porque no entro ni hago nada a menos que me lo permitan, porque Yo Soy un caballero…» Uffff.
El eslogan de este transporte es: «Llevando tu salud a donde quiera.»
Esto significa que ellos van a donde sea. Esto incluye visitar a personas, quizás para entregar medicamentos, sueros, inyecciones, etc.; en fin, todo lo que un paciente necesita para su condición. Ellos hacen su trabajo, y eso es bueno.
Pero cuando la ciencia se limita, Dios siempre estará a nuestro alcance para sanar y hacer milagros.
Ahora bien, vamos a otro pasaje para ver el contraste: Lucas 5:12-13
«Sucedió que, estando Él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Entonces, extendiendo Él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él.»
Me impresiona la humildad de este hombre al decirle a Jesús:
«Señor, si quieres, puedes limpiarme.»
¡Waoooo!
En los dos pasajes vemos que, en uno, Jesús formula la pregunta y, en el otro, el enfermo se lo pide.
No sabemos si este leproso había utilizado otros recursos; lo que sí veo es que él tuvo la iniciativa de buscar su sanidad, abrió su corazón y puso su fe en Jesús, quien al instante lo sanó.
Lo hizo también con un ciego en Marcos 10:52:
«Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y enseguida recobró la vista y seguía a Jesús en el camino.»
También, lo hizo con la mujer del flujo de sangre en Lucas 8:43-48, quien tomó la iniciativa de tocar el borde de su manto para recibir su sanidad.
La Biblia registra muchísimos más…
Quizás no tengas una enfermedad física, pero sí del alma. Déjame decirte que para ti también hay sanidad y salvación.
Salmo 147:3
«Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.»
Jeremías 17:14
«Sáname, oh Señor, y seré sanado; sálvame, y seré salvo, porque tú eres mi alabanza.»
Jeremías 33:6
«He aquí, yo les traeré salud y sanidad; los sanaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad.»
El Señor está dispuesto a sanarte, ya sea física o emocionalmente, y sin ningún costo. Pero, eres tú quien decide si realmente quieres darle la oportunidad de que sea Él quien obre en tu vida.
¿Quieres ser sano?
Bendiciones. 🙏🙏
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