fbpx

Si le hablamos, nuestras quejas serían transformadas.

Si le hablamos
Yadira Campis & Jaime Medina

Yadira Campis & Jaime Medina

“Háganlo todo sin quejarse ni pelearse” 
– Filipenses 2:14 NBV
Los niños y jóvenes se la pasan quejándose hoy día de “estar aburridos y/o no tener nada que hacer”. Ya han convertido esa expresión como parte de su vida cotidiana. La contestación a nuestros hijos cada vez que la dicen, siempre es la misma: ¿de verdad que están aburridos? Entonces aprovechamos el momento para recordarles todas las cosas que tienen y todas las cosas que ellos pueden hacer con completa libertad y que muchísimos jóvenes a través del mundo no tienen o pueden hacer. Nos parece que ya están aprendiendo la lección, o quizás ya se están cansando de escucharnos, ya que hace bastante tiempo que no la dicen. ¿Pero y nosotros, los adultos, cuando aprenderemos a parar de quejarnos tanto? ¿Cuándo aprenderemos a ver lo positivo de las cosas en lugar de vivir refunfuñando por nuestras dificultades?
Quejarse es expresar insatisfacción por algo, con palabras de resentimiento, disgusto, desacuerdo o inconformidad. En cambio, aclaremos que no todas las veces que expresamos nuestro descontento significa una queja.
En general podríamos mencionar que los humanos nos quejamos mayormente por tres razones:
  • Cuando las cosas no salen como esperamos.
  • Cuando pensamos que merecemos más.
  • Cuando somos confrontados por nuestras acciones
Como ejemplo podemos ver en la parábola del hijo pródigo, como el hijo mayor se quejó con su padre y le reprochó ya que éste pensaba que merecía más que el hijo menor (Lucas 15:11-32). La biblia también nos muestra como el quejarse proviene de los tiempos de Adán, cuando éste se quejó con Dios al decirle “La mujer que tú me diste por compañera”, reclamando que ella (Eva) tuvo la culpa de haberle dado el fruto prohibido (Génesis 3:12).
Adultos, creyentes, niños, jóvenes, ancianos, enfermos, y hasta los incrédulos tenemos miles de cosas por las cuales debemos vivir agradecidos, sin embargo, constantemente nos la pasamos quejándonos por todo. Es algo que muchas veces sucede de manera espontánea. Nos quejamos porque se explotó una goma del carro, pero pocas veces pensamos en lo bendecidos que somos por tener un auto en que transportarnos. ¿Cuándo aprenderemos a seguir el consejo de Pablo? “Hacer todo sin quejarse y sin discutir para que nadie pueda criticarlos… como corresponde a los hijos de Dios” (Filipenses 2 :14-15). 
En varias ocasiones me he encontrado quejándome por algo y en un dos por tres viene a mi mente en cuantas personas alrededor del mundo harían lo imposible por tener o hacer eso que yo me estoy quejando. Tristemente confirmó lo mal agradecidos e inconformes que somos los seres humanos con todo lo que tenemos.
Podríamos concluir recomendando valorar todo lo que te rodea, por que ha sido Dios quien te lo ha enviado, y si no estas conforme, ora y presenta tus metas a Dios, que es quien te ayudará a lograrlas. Igualmente, antes de continuar quejándonos hagamos un pare y analicemos todas las cosas buenas que tenemos: Salud, Familia, Posesiones, Trabajo, Amigos, Vivienda…Todas son bendiciones del Señor. Así que pare de quejarse y recuerde que Dios no responde quejas, Dios responde oraciones.
Reflexión Recomxendada: Una Oración de Agradecimiento

Compártelo