“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” Isaías 40:31

La primavera es la estación del año en que la naturaleza florece nuevamente tras el frío del invierno, trayendo consigo días cálidos, flores coloridas y ambientes llenos de vida. Es como si la primavera fuera la época del año en que todo vuelve a renacer, y se podría asociar con la promesa de nuevos comienzos. Aunque sabemos que en el invierno todo es gris y los árboles pierden su follaje, también sabemos que en pocos meses la primavera nos traerá de nuevo color, luz, vida y alegría.

Así, del mismo modo, podríamos comparar nuestros días. Es una realidad que todos hemos pasado por días grises y fríos, en los que sentimos que nos estamos deshojando, hoja a hoja, y nos vamos despojando de lo que nos sostiene. Pero también es una realidad que no hemos permanecido toda la vida en esa “estación” o “época”. Aunque hayamos vivido en épocas de “invierno” por mucho tiempo, el Señor nos ha prometido que pronto la “primavera” llegará a nuestras vidas, siempre teniendo presente que todo tiene su tiempo (Eclesiastés 3:1).

Cuando analizamos lo vivido y las experiencias pasadas, nos damos cuenta de cuán bendecidos hemos sido, pues incluso en los tiempos más grises el Señor nunca nos ha abandonado. Sus promesas son confiables y permanecerán para siempre. Y es así como debemos tener siempre en mente que todo sucede por un propósito y que, por alguna razón, Él permite que vivamos días oscuros. Sin embargo, nuestro Creador y Salvador nunca nos abandonará ni nos soltará de su mano.

En conclusión, en tiempos de “invierno” debemos recordar que nunca estamos solos. A pesar de que nos toque vivir épocas de oscuridad, frío y soledad, la “primavera” llegará para levantarnos en Su tiempo perfecto. Como nos indica Isaías 40:31:

“Los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas, volarán alto, podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.”

Bendiciones.