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Viviendo en Obediencia


Yadira Campis & Jaime Medina
“y él nos dará todo lo que le pidamos, porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada”.
– 1 Juan 3:22 DHH
Cada día se hace más frecuente en los seres humanos el uso de mascotas de servicios, también conocidos por animales de asistencia o de apoyo. Son animales, en su mayoría perros, que han sido entrenados individualmente para realizar o ayudar a las personas con discapacidades físicas, emocionales, mentales y/u otras enfermedades.
El otro día una conocida me explicaba que su perro de servicio está siendo entrenado, pero que los entrenadores le indicaron que se les está siendo difícil entrenarlo dado que el perro carecía de atención. Le explicaron que decidieron cambiar la técnica y el lugar de entrenamiento para que así el canino evitara toda distracción y toda su atención estuviera dirigida hacia el entrenador. Ella concluyó diciéndome “no estoy segura si sea el perro indicado para mi, pues no es obediente”. Desde mi punto de vista, no es que el perro no sea obediente, sino que necesita tiempo y entrenamiento para lograr el objetivo principal.
La obediencia es algo que no sucede de manera espontánea, es algo que se aprende, ya que por naturaleza somos desobedientes. Las Sagradas Escrituras mencionan grandes hombres que fueron desobedientes y las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, Jonás, que desobedeció a Dios y decidió lanzarse al mar. También el Rey David cayó en desobediencia al tomar a Betsabé por mujer, siendo esta esposa de uno de sus comandantes. Sansón, perdió no solo la fuerza, pero la vida. Y por supuesto el primer caso que nos muestra la biblia se encuentra en Génesis, la desobediencia de Adán y Eva. Entonces se requiere de tiempo para que el ser humano aprenda, desarrolle y lleve una vida en obediencia.
La Biblia define la desobediencia como cualquier elección que es contraria a lo que Dios nos ha instruido, y el ser desobedientes tiene sus consecuencias. En el caso del perro que esta siendo entrenado, su desobediencia y falta de atención llevó a sus entrenadores a cambiar la técnica y el lugar de entrenamiento. En los seres humanos, Dios disciplina a sus hijos desobedientes para que estos obren de manera correcta. Hebreos 12:6 nos enseña “porque Dios corrige y castiga a todo aquel que ama y que considera su hijo”. Dios nos demanda obediencia porque nos ama y desea lo mejor para nosotros, como todo padre que siempre quiere lo mejor para sus hijos.
La disciplina debe ser parte de la vida de todo creyente y se necesita de mucha para actuar en obediencia a Dios. La obediencia a Dios, que va de la mano de la disciplina, es el mandato más importante en la vida del cristiano. Al obedecer a Dios experimentamos su bendición y siempre obtendremos lo mejor de Él.
Entonces, ¿Cómo vivir una vida en obediencia con nuestro padre celestial? La obediencia consiste en:
En obedecer sus mandamientos,
Vivir en compromiso con Él,
Confiar en Él,
Meditar en su palabra,
Aceptar las consecuencias de nuestra desobediencia.
En nosotros queda el elegir una vida entre la bendición o la maldición (Deuteronomio 11:26-28); “Hoy mismo deben elegir si quieren que les vaya bien, o si quieren que les vaya mal. Si obedecen los mandamientos que hoy les da su Dios, les irá bien; pero si los desobedecen y, por adorar a otros dioses, dejan de hacer todo lo que hoy les he enseñado, les irá mal”, Bendiciones.
Reflexión Recomendada: Mi Gozo Proviene de Él
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