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¡VIVIMOS EN GUERRA!

Jaime Medina & Yadira Campis

Jaime Medina & Yadira Campis

“Por lo tanto, ¡protéjanse con la armadura completa! Así, cuando llegue el día malo, podrán resistir los ataques del enemigo y se mantendrán firmes hasta el fin”.

Mucho se ha dicho sobre las guerras, y la realidad es que éstas han formado parte de la historia de la humanidad desde sus inicios. 

La guerra es un conflicto, generalmente armado, en el que intervienen dos o más partes. Toda guerra comporta el enfrentamiento entre dos o más partes, que lamentablemente termina con la derrota de una de ellas y la pérdida de gran parte de la población implicada. Como ejemplos se podrían mencionar la Guerra Civil, la Guerra Nuclear, o la Guerra Mundial. La Biblia, como ejemplo, menciona la guerra entre ángeles y demonios (Apocalipsis 12:7). 

Sin embargo, cuando hablamos en un sentido figurado, también se habla de “guerra” para referirse a una batalla, combate, o enfrentamiento entre dos o más partes sin que intervenga la fuerza. Sería como un rompimiento de la paz entre dos o más “potencias”.

Las Sagradas Escrituras revelan varias guerras en contexto como la guerra de una persona tratando de superar sus propias tendencias pecaminosas (2 Timoteo 4:7) y la guerra entre el alma del cristiano y las fuerzas espirituales del mal, como nos indica Efesios 6:12.                                                               

Cada día me convenzo más de que en el mundo actual vivimos en una guerra constante “sin tener que intervenir la fuerza física”. 

Nuestras familias viven en una guerra firme y constante en contra del enemigo o el mundo exterior, que tiene como meta acabar con nuestros hogares, nuestros hijos y/o nuestros matrimonios. De esta manera, y sin darnos cuenta, nos hemos convertido en unos padres guerreros. Un aprendizaje que no ha sido nada fácil, pero poco a poco hemos ido asimilándolo. 

Como padres cristianos entendemos que nuestro trabajo no es solo lograr que nuestros hijos se preparen académicamente o cuando crezcan aprendan a ser adultos responsables e independientes. También, tenemos como responsabilidad prepararlos para ese momento en que ellos salgan de nuestro hogar y de nuestro mando diario y sepan cómo enfrentar las influencias y presiones externas. Día a día nuestra meta principal debe ser enseñarles a nuestros hijos sobre el temor al Señor (Proverbios 1:7). La persona temerosa de Él busca su dirección en todo momento. Porque una vez nuestros hijos salen por las puertas de nuestro hogar no tenemos ningún control sobre sus vidas. Sin embargo, si diariamente podemos mostrarles las maravillas del Señor, ellos, durante el transcurso de sus vidas, tendrán la capacidad de identificar y decidir qué camino seguir y/o discernir entre lo correcto y lo incorrecto.  

¡Ánimo! Es hora de ponerse la armadura (Efesios 6:13), y mantenerse firme en esta guerra.

Bendiciones